Atalayas de la provincia de Soria

Atalaya, palabra de origen árabe que significa “centinela”, “vigía”.

Las Atalayas son pequeñas torres militares cuya función principal es la de defensa y vigilancia del territorio que las rodea y de eficaz medio de comunicación entre las grandes fortalezas.

Se trata de construcciones aisladas, situadas normalmente en puntos elevados del terreno y se encuentran visualmente conectadas entre todas ellas. Ocasionalmente, podemos encontrarlas también en zonas bajas, siendo en estos casos su función la de vigilar y proteger puntos de abastecimiento de agua, zonas de cultivo o el tránsito por los caminos.

Desde las Atalayas se observan y controlan los movimientos del enemigo, transmitiendo la correspondiente información a la siguiente atalaya mediante espejos o señales de humo durante el día y mediante hogueras o antorchas durante la noche. De Atalaya en Atalaya, el mensaje llegará finalmente a la fortaleza donde se encuentran acantonadas las tropas.

Así, la comunicación óptica entre las Atalayas y las grandes fortalezas es básica para el correcto funcionamiento del sistema defensivo de la frontera, el cual es complementado con unas buenas vías de comunicación terrestres para que las tropas puedan desplazarse con rapidez allá donde sea necesario. Estudios recientes aventuran un plazo de no más de 45 minutos en lo que tardaría en llegar un mensaje de alerta por incursión cristiana desde Gormaz hasta Medinaceli, siendo la distancia entre ambas fortalezas de 60 km. en línea recta. Recibido el mensaje en Medinaceli y posiblemente de forma simultánea también en Atienza, en cuestión de pocas horas podría haber, perfectamente equipados para un enfrentamiento, cientos de jinetes bereberes en la zona donde fueron avistadas las tropas cristianas.

Las Atalayas son torres de planta circular, de unos 10-12 metros de altura, 5 metros de diámetro y muros de metro y medio de grosor. Su interior es estrecho y se encuentra dividido en varios pisos, generalmente tres, más una terraza, separados por suelo de madera y comunicados por escaleras de mano. La planta baja era utilizada como almacén de víveres y armamento, los pisos superiores para estancia de los soldados y la terraza como observatorio. Normalmente carecen de aberturas o ventanucos, por lo que es fácil imaginarse el ambiente en su interior en permanente semioscuridad e incluso en completa oscuridad.

La puerta de acceso se encuentra a varios metros de altura y a la que se accede con una escalera de mano móvil que se retira desde el interior ante la presencia del enemigo.

Si tenemos en cuenta que las Atalayas se encuentran en lugares normalmente remotos y aislados y que su interior es estrecho y oscuro, es fácil imaginarse las duras condiciones de vida de la guarnición bereber destinada en la zona, compuesta normalmente por dos o tres hombres, tanto en las rutinarias tareas de vigilancia como cuando fuera necesario refugiarse en la misma hasta que llegaran las tropas de auxilio. El viajero podrá hacerse una ligera idea de ello en cuanto pase un rato por los alrededores de cualquier Atalaya disfrutando del entorno, lo cual recomiendo en todas y cada una de las que se visite.

A continuación, menciono algunas de las Atalayas situadas en la actual provincia de Soria, todas ellas de los siglos IX-X y situadas en el territorio de lo que fue frontera entre musulmanes y cristianos durante varios siglos, el eje defensivo Medinaceli / Almazán / Gormaz / Atienza. Hay muchas más. Todas ellas espectaculares y situadas en lugares privilegiados. Te animo a que organices alguna ruta para visitar algunas de ellas, donde te sorprenderá el paraje y la multitud de tesoros que existen por la zona y que no son mencionados en este artículo.

Atalaya de la Veruela (Caltojar)

Perfectamente restaurada. Fácil acceso a su interior. Enfrente se divisa la Atalaya de Ojaraca. Controla el Valle del Río Torete

Atalaya Ojaraca (Caltojar)

Ruina Parcial. Vistas espectaculares. Controla el Valle del Río Torete. Para localizarla tendrás que navegar y tener cuidado con los bajos y ruedas de tu Todo Terreno pues el acceso es muy muy duro. Por supuesto puedes acceder a pie o en esos artefactos tan de moda ahora y que llaman bicicletas de montaña.

Torre Melero (Riba de Escalote)

Parcialmente destruida, pero sus ruinas están asentadas y es accesible. El sitio es precioso y desde ella podrás comunicar con la Atalaya de El Tiñón y dar aviso en caso de que localices al enemigo.

Atalaya El Tiñón (Rello)

A mi parecer, la joya de la corona. Con forma troncocónica. Restaurada y accesible. Vistas espectaculares. Cuentan las crónicas que fue en este punto exacto donde falleció Almanzor, siendo desde aquí trasladado su cadáver hasta Medinaceli. Desde este punto se divisa el pueblo de Rello y la Atalaya Torre Melero. Dedica tiempo a este lugar, es mágico.

Atalayas en Osma

Uxama: En lo alto del cerro de Uxama, vigilando el cañón del río Ucero, se levanta esta magnífica Atalaya construida sobre una construcción previa de época romana. Muy bien conservada y con fácil acceso a su interior. Desde ella se divisan varias Atalayas: la de Burgo de Osma, Quintanilla Tres Barrios, así como los Castillos de Osma y Gormaz. Los musulmanes la edificaron para controlar los movimientos de los cristianos en el castillo de Osma.

Aprovecha esta visita para dar una vuelta por la ciudad Celtíbero-Romana de Uxama. Si bien dicen que hay más de 100 hectáreas de terreno donde se asentaba la ciudad, las excavaciones son escasas pero muy llamativas. El resto se encuentra sin excavar, con muchísimas piedras sueltas y restos de ladrillo. Se puede apreciar a simple vista lo que debe haber oculto bajo tierra, pues se ve perfectamente el trazado de muros, restos de murallas y alguna que otra casa. Recorre el lugar, disfruta del paisaje y elige el personaje que quieres interpretar. Un Celta, un Romano, un Visigodo ¿o quizás un bereber?

Valdenarro (Burgo de Osma Este)

Está en estado de ruina progresiva y en un alto muy cerca del Burgo donde han instalado modernas antenas de telecomunicaciones. La solución es dejar las antenas a tus espaldas y disfrutar del paraje.

Atalaya La Olmeda

Rehabilitada. Situada en medio de un bosque de enebros lo cual hace más complicada su localización, pero merece la pena ponerse a prueba para llegar hasta ella. Situada a medio camino entre el Castillo de Gormaz y el de Osma. Disfruta de la soledad que se respira en ese lugar.

Atalaya en Quintanilla Tres Barrios

Totalmente rehabilitada y de fácil acceso hasta la terraza desde donde hay unas espectaculares vistas. Se ve perfectamente el Castillo de Gormaz y las Atalayas del Burgo de Osma. Desde este lugar se aprecia muy bien el sistema defensivo construido por los árabes y el dominio que ejercía sobre este territorio la fortaleza de Gormaz.

Atalaya Anjara (Ontalvilla de Almazán)

Situada en un bonito lugar, en un llano en medio de enormes campos de labor y no demasiado lejos de la Autovía que comunica Soria y Madrid. Se caracteriza por tener vanos por donde entra la luz en todas sus plantas. Junto a la torre se aprecia una excavación que pudiera ser un aljibe.

Atalaya Torrejalba (Almarail)

Impresionante el lugar donde está ubicada. Vigila las aguas del Duero y sirve de enlace entre la Tierra de Almazán, la Tierra de Gómara y el valle del río Rituerto, territorios estos con numerosa población musulmana en tiempos pasados. Las vistas a ambas llanuras y al sistema ibérico son espectaculares, de los mejores de la provincia sin duda alguna. Dedica un buen rato y podrás apreciar el control sobre el terreno que tenían las tropas bereberes, de la función primordial de comunicación de estas edificaciones y el poco tiempo en que podría llegar un mensaje de ataque cristiano por ejemplo entre Medinaceli y cualquier punto remoto del valle Rituerto. ¡Desde esta atalaya se controla gran parte de la provincia de Soria!

En esta atalaya, se ha conservado una viga de madera original fechada entre los años 950 y 1032 tras realizar las oportunas pruebas con Carbono 14.

Atalaya en Torluenga.

Curiosa Atalaya de unos seis metros de altura, muy aislada, rodeada de tierras de labor y cristianizada parcialmente en el siglo XVIII, abriendo en su base un nuevo acceso para instalar un oratorio o capilla la cual se conserva, de momento, en buen estado. En este lugar, junto a la Atalaya, en el año 1.142, por orden y deseo del Rey Alfonso VII de Castilla y en cumplimiento de un voto profesado si conseguía reconquistar a los musulmanes la ciudad de Coria (Extremadura), se instalaron doce monjes cistercienses franceses fundando así el Monasterio de Santa María de Cántabos del cual, a fecha actual, no queda resto alguno. Estos monjes, tras permanecer en este lugar durante unos 20 años, lo abandonaron debido a la escasez de agua, fundando definitivamente un nuevo Monasterio del cual podemos disfrutar hoy en día en el cercano pueblo de Santa María de Huerta.

Atalaya de Montejo de Tiermes.

Situada en pleno casco urbano y adosada a una de las casas del pueblo. Se encuentra cubierta con un original tejadillo.

Atalaya de Liceras.

Situada en el casco urbano y muy bien restaurada. Accesible mediante cómodas escaleras de caracol. Desde su terraza hay buenas vistas del pueblo entero. Esta atalaya controlaba la ruta que unía Uxama y Ayllón.

Atalaya de Mosarejos.

Reconvertida en palomar por lo que no puede apreciarse la construcción original. Pero ahí sigue.

Atalaya de Nograles

Como la anterior, reconvertida en palomar pero ha sido restaurada recientemente.

JAIME IV. REY DE MALLORCA

Leyendo e investigando sobre la historia de la villa de Almazán, uno de los mayores y prósperos pueblos de la actual provincia de Soria, aparece la figura de Jaime IV, rey de Mallorca, el cual, al parecer, falleció en este lugar en el mes de febrero del año 1.375.

Sorprendido por la muerte de un monarca de tan lejanas tierras en esta villa, hoy en día situada en el epicentro de la zona más despoblada de España, desvío hacia su figura mis lecturas y estudios para centrarme en este personaje y su relación con Soria, que para mí eran totalmente desconocidos. Conozcamos un poco su historia y su relación con la provincia de Soria:

Jaime IV nació en Perpiñán el 24 de agosto de 1.336, hijo de Jaime III rey de Mallorca, bisnieto ni más ni menos que del mismísimo Jaime I el Conquistador, rey de Aragón, Valencia y Mallorca. Fue “El Conquistador” quien arrebató Mallorca a los musulmanes en el año 1.231 adquiriendo así el dominio sobre las islas.

A su fallecimiento en el año 1.276, Jaime I cometió uno de los errores más comunes de los reyes medievales, dividiendo el reino entre sus descendientes, correspondiendo Mallorca a su hijo Jaime II, al que acabó sucediendo finalmente Jaime III, padre de nuestro protagonista. El reino de Aragón fue adjudicado a su otro hijo, Pedro III.

Como es habitual en estos casos, el conflicto entre ambas casas reales está servido, siendo desde los inicios el reino de Mallorca objetivo codiciado por la Corona de Aragón. De hecho, el reino de Mallorca ya nace siendo vasallo del aragonés.

En el año 1343, el rey aragonés Pedro IV invade Mallorca y Jaime III, en un intento de recuperar su reino, en el año 1.349 presenta batalla en la localidad de Lluchmayor, perdiendo el mallorquín la cabeza en el intento y quedando incorporadas las Islas baleares a la Corona de Aragón de forma definitiva.

Y es en esta batalla cuando aparece nuestro protagonista Jaime IV, participando activamente en la misma junto a su padre con la tierna edad de 12 años, siendo testigo directo de la decapitación de su progenitor y resultando él mismo herido de gravedad y hecho prisionero por los vencedores. Sufrió 13 años de presidio donde fue sometido a todo tipo de humillaciones.  Fue encarcelado junto a su madre y hermana en el castillo de Bellver de Mallorca, posteriormente en el de Xátiva y finalmente fue trasladado al Castell Nou de Barcelona. Su madre y hermana fueron recluidas en un convento.

Durante su presidio en Barcelona, el rey de Aragón, Pedro IV, estableció para este preso tan especial una compleja normativa de custodia: Su vigilancia se encargó a cuatro hombres, en turnos rotatorios de una semana, únicamente podría recibir visitas de familiares, no podía escribir cartas y la correspondencia que recibiera sería intervenida. Durante el día permanecería en todo momento en el interior del castillo y por las noches era introducido en una jaula suspendida a varios metros del suelo y en la que no podía ni siquiera tumbarse.

Debido a la rotación de los turnos de sus carceleros, se filtró en la sociedad las duras condiciones a las que era sometido el monarca, provocando que un grupo de seguidores de su causa, compuesto fundamentalmente por clérigos y caballeros, en la madrugada del 2 de mayo del año 1.362, tras sobornar a la guardia y acuchillar a su carcelero, lo rescatara y  librara definitivamente de la tortura y aislamiento al que estaba sometido.

Palacio de Los Mendoza. Alojamiento de Jaime IV durante su estancia en Almazán

Nuestro amigo se refugia en Nápoles donde contrae matrimonio en mayo del año 1.363 con Juana I, reina de Nápoles, convirtiéndose así en consorte de la reina y obteniendo únicamente el título de duque de Calabria. Tras tres años de matrimonio (1.366) y viendo la imposibilidad de obtener poder político para continuar su causa, de mutuo acuerdo se separan, trasladándose Jaime IV a Francia donde intenta obtener, sin éxito alguno, apoyo para recuperar el trono de Mallorca.  

No ceja nuestro protagonista en la búsqueda de seguidores y en el año 1.367 inicia contactos con los ingleses liderados por el llamado Príncipe Negro (hijo del rey Eduardo III de Inglaterra), el cual apoyaba a Pedro el Cruel en la primera guerra civil castellana contra Enrique de Trastámara. Así, al mando de una compañía inglesa que le es cedida, interviene en la batalla de Nájera (3 de abril de 1367) donde es apresado por las tropas del Trastámara siendo liberado tres años después (1.369) gracias a la intervención de Juana I de Nápoles, la que fue en su día su mujer y que prometió apoyarle siempre que lo necesitara.

En 1374, de nuevo con la ayuda económica de su mujer napolitana y de su hermana (había quedado viuda recientemente), nuestro amigo Jaime IV, penetra en Cataluña con un ejército mercenario de 6.000 hombres, dispuesto a plantar batalla al rey aragonés y recuperar definitivamente el trono de Mallorca. Tras un año de saqueos por tierras catalanas, pero sin obtener los resultados previstos, en enero del año 1375 se repliega a Castilla, en concreto a la villa de Almazán donde es recibido con honores por parte del infante D. Juan, futuro Juan I rey de Castilla, falleciendo en territorio soriano en el mes de febrero del mismo año. La causa de su muerte aún no está clara, indicando algunos autores que falleció por las heridas recibidas en combate y otros por envenenamiento ordenado por los aragoneses.

Su cuerpo fue enterrado con los honores propios de un rey en el Convento de San Francisco, en Soria capital (fundado por el propio San Francisco de Asís en el año 1.214) . En este mismo convento, tres meses después, el infante D. Juan contrae matrimonio con Dña. Leonor de Aragón, hija de Pedro IV de Aragón, el mayor enemigo del protagonista de esta historia.

Ruinas Convento S, Francisco
Ruinas Convento S, Francisco

Así finaliza la vida de un rey, un verdadero rey que nunca tuvo reino y que dedicó su vida a intentar recuperar lo que fue arrebatado a su familia a sangre y fuego. Nunca más su estirpe (su hermana y los hijos de ésta) volvieron a luchar por recuperar el reino que les era legítimo.

En el año 2008 se llevaron a cabo trabajos arqueológicos en la actual iglesia de San Francisco de Soria, la cual conserva en su parte posterior las ruinas donde se encontraba el convento medieval, no obteniendo hasta el momento resultado alguno. Pero eso ya, amigos, cuando el presupuesto y las autoridades lo permitan, seguro que dará lugar a nuevas búsquedas y como no, para muchas otras historias.

Ruinas Convento S, Francisco

El Sureste de Soria.

En alguna ocasión he comentado que soy algo desorganizado a la hora de planear una ruta. Esta desorganización implica que, en muchas ocasiones, marco un objetivo o destino, pero no siempre lo cumplo pues en el camino pueden surgir algún otro lugar interesante o tener sensaciones que hagan variar totalmente la ruta ideada. Por ello es muy habitual que descubra lugares y monumentos sobre los que no tengo ningún tipo de información y además, tampoco invierto mucho tiempo sobre el terreno para obtenerla a través de la tecnología más moderna en forma de teléfono móvil con acceso a internet.

En mi última visita por el sureste Soriano, paré en Almaluez a pesar de que el destino fijado para ese día era otro, pero me cogía de camino. En los días siguientes, obteniendo información para escribir una crónica sobre la ruta de ese día, me sorprendió mucho que durante la guerra civil hubo en este pequeño pueblo un aeródromo militar utilizado por las tropas italianas. Esta información incluía fotos e indicaba incluso el lugar exacto donde se encontraba la pista de aterrizaje y despegue, hoy reconvertida en una próspera plantación de miles de almendros.

El tema levanta mi curiosidad al extremo y no he tardado en volver a Almaluez para conocer de primera mano la antigua pista de aterrizaje. Rápido la localizo y me muevo por distintos lados para valorar su inmensidad y hacerme una idea de la situación vivida en este mismo punto en los duros años de la guerra. Para una mejor perspectiva, subo andando al cerro Modóvar, el cual corono después de un buen rato tras una fuerte pendiente de 45 grados. El viento sopla con fuerza lo que hace aún más penosa la subida. En el alto queda un gran agujero donde debió estar instalado en su día un punto de vigilancia y defensa antiaérea y alguna que otra lata de refresco vacía de algún descerebrado con forma humana. No me cabe en la cabeza que alguien se tome un refresco en este punto y tenga el valor y la poca vergüenza de no llevársela luego consigo.

Almaluez. Pista aterrizaje y cerro Modóvar
Almaluez. Pista aterrizaje

Desde el alto y con un fuerte viento que dificulta incluso la estabilidad, disfruto de la vista y contemplo en su totalidad la enorme pista de aterrizaje y despegue. La panorámica me inspira e improvisando una vez más, decido desplazarme hasta Monteagudo de las Vicarías por pista de tierra y recuperar fuerzas con algún refresco en un nuevo restaurante que han abierto unos vecinos de origen marroquí y que está adquiriendo mucha fama.

El Toyota híbrido se comporta bastante bien por estas pistas en buen estado donde, con buena visibilidad, alcanzo velocidades de hasta 70 km/hora. Me asaltan pensamientos aventureros, no descartando en un futuro calzar al híbrido japonés con unas ruedas mixtas de carretera y campo para ganar estabilidad en pista.

Sobre las 13.30 llego al restaurante, a la zona de la barra, donde no hay ningún otro cliente. No obstante, se nota mucha actividad, quizás demasiada, en las cocinas y de vez en cuando aparece, con aspecto de concentrado, algún empleado a la zona donde me encuentro en busca de cafés, bollería o cambio en la caja registradora. Los minutos pasan y nadie me ha mirado, nadie me ha dicho nada, como si no estuviera. Hay un momento que aparecen dos empleados y uno le dice al otro: “por aquí no hay nada urgente, ¿verdad?”. “No”, le responde el otro, sin mirarme ninguno de los dos y a pesar de estar delante de ellos. Me quedo perplejo a pesar de ser consciente de que yo no soy algo “urgente”. El tiempo corre inexorable y comienzo a pensar que a lo mejor la magia del cerro Modóvar me ha dotado de poderes sobrenaturales y me he convertido en un ser invisible, lo cual tendría su atractivo, pues podría hacer en ese momento lo que me diera la gana sin ser visto. Por ejemplo, llevarme unas cajas de dátiles que tanto me gustan últimamente y que se encuentran expuestas junto a unas bandejas de pasteles con un inconfundible estilo bereber.

Tras casi 10 minutos de espera durante los cuales aprovecho con tranquilidad para cotillear todos los productos de bollería que vende el establecimiento, por fin soy atendido y con bastante amabilidad, por cierto. Pregunto si puedo comer algo en esta zona del bar y no hay problema. “Menú español o marroquí”, me pregunta el chico. “Marroquí, por supuesto, que me han hablado muy bien de este sitio”. Mi comentario hace mella en el camarero que se infla como un pavo. Acabo pidiendo un Tajín de ternera.

Me preparan una mesita y me conecto al wifi del local pues me da la impresión de que esto va para largo. Y no me equivoco. No tengo nada mejor que hacer, soy consciente de que están a tope y que están haciéndome un favor por darme de comer en la zona de bar y a destiempo. Por el acceso a la zona de restaurante entran muchos clientes y la actividad en cocina crece aún más si cabe. Tampoco faltan algunos clientes para comprar pan y bollería bereber.

Después de un buen rato y según el camarero, “por el tiempo que están tardando”, me trae un aperitivo consistente en dos generosos platillos: uno, con una especie de ensalada a base de tomate, pimiento, pepino y algo más, cortado en trozos muy pequeños y aliñado con expertas manos marroquíes y un segundo, con dos hermosas croquetas que reposan en un confortable lecho de lechuga con aceitunas negras arrugadas. La presentación de los platillos es muy buena y excelente su contenido. Muy, muy bueno, incluso la ensalada con su tomatito picado. Los que me conocen sabrán que yo nunca, nunca, como tomate crudo. Algo ha cambiado desde mi subida al Cerro Modóvar. Las croquetas excelentes.

Acabo con el generoso aperitivo y continúa la espera. Ya no sé qué mirar en el móvil cuando por fin llega el tan ansiado Tajín, el cual me sabe a gloria. Muy bueno. La ternera es de excelente calidad que, mezclada con la verdura, unas ciruelas pasas muy dulces y huevo duro, es una explosión de sabores. Los frutos secos no me van mucho en estos platos, pero, aun así, alguna almendra mezclo. Devorado el Tajín, se acerca el que debe ser el propietario del negocio y me pregunta si me ha gustado. Alabo la calidad del producto, a la cocinera y pido la cuenta, pues son las 15 horas y parece que he echado raíces en la esquinita en la que me han acomodado. Volveré, sin duda. La espera ha merecido la pena.

Tajín de ternera

(Y volví, por supuesto, transcurridas dos semanas, esta vez acompañado por mi amigo JM y con reserva previa. El restaurante estaba a reventar, pero fuimos atendidos con extrema rapidez y de nuevo con muchísima amabilidad. Degustamos el menú marroquí y las sensaciones de nuevo fueron excelentes. Finalizamos con un té moruno y pastas. Como debe ser habitual, al finalizar se acerca el propietario del establecimiento. Un hombre muy amable llamado Gonzalo con el cual estuvimos charlando y nos contó la historia del negocio. Tenía una empresa en Zaragoza y tras venderla, volvió a su pueblo, Monteagudo de las Vicarías, donde se apuntó a unas jornadas de formación en el manejo de ordenadores organizadas por el Ayuntamiento. Allí coincidió con un par de niños marroquíes, hijos de una vecina del pueblo, a los que acabó comprándoles un ordenador en un intento de colaborar con su formación y desarrollo. Ello le dio pie a conocer a la agradecida madre de los chicos. En un viaje a París, mientras comía en un restaurante, le vino la idea a la cabeza de montar un restaurante de cocina marroquí en Monteagudo y que el público pudiera disfrutar del buen hacer en la cocina de la vecina originaria del reino alahuita. Dicho y hecho. Aún no llevan un año abiertos, teniendo ya que ampliar cocinas e instalaciones por el éxito cosechado. Enhorabuena Gonzalo y familia. Sin duda alguna que os recomiendo).

Tomo una pista en dirección Oeste en un intento de alcanzar la carretera general de Almazán, pero se corta a los pocos kilómetros. Desde el alto donde me deja este camino, hay unas vistas espectaculares y veo en el horizonte el embalse de Monteagudo con un llamativo color turquesa de sus aguas. Memorizo el horizonte al que debo dirigirme y me desplazo por caminos en su búsqueda, llegando felizmente a los pocos minutos. El embalse es simplemente sorprendente. De considerable tamaño, con muchísima fauna y especies vegetales únicas debido a la salinidad de la zona. Fue construido en el año 1981 y es alimentado por el río Serón. Hay un camino habilitado a lo largo de todo su perímetro, muy recomendable, donde podrás disfrutar de la presencia de multitud de aves acuáticas.

Embalse de Monteagudo
Embalse de Monteagudo

Ya por asfalto, inicio la vuelta pasando por pueblos como Fuentelmonje, Torlengua y Serón de Nágima, con su espectacular castillo, pero paso de largo en todos ellos pues voy en busca de la atalaya de Bliecos, a la cual finalmente no puedo acceder pues está en lo alto de una sierra con densa vegetación y no encuentro camino alguno. En cualquier caso, no parece que esté rehabilitada, por lo que sigo camino de vuelta por Bliecos, Nomparedes, Castil de Tierra y Tejado. Alguno de estos pueblos no los conozco, pero pospongo su visita para otra ocasión.

Villanueva de Zamajón
Villanueva de Zamajón

Desde Tejado tomo dirección Tardajos de Duero pues nunca he ido por esa carretera y en el primer pueblo, Villanueva de Zamajón, me espera uno de los mejores regalos de la jornada. Una torre bereber del siglo X, perfectamente restaurada y que al parecer en su día albergó el Ayuntamiento de este pueblecito que se encuentra hoy en día prácticamente abandonado. No puedo evitar parar y darme un largo paseo entre las cuatro casas que quedan en pie y disfruto de la torre en absoluta soledad. Torres similares a ésta las hay en el valle del río Rituerto, no muy lejos de donde me encuentro, por lo que tendré que dedicar tiempo para explorar todos los pueblos de esta zona, pues es posible que ambos territorios estuvieran comunicados entre sí por medio de este tipo de torres. Hay que tener en cuenta que en esta zona y en su día, la densidad de población musulmana fue muy alta.

El viento parece que sopla con más fuerza. Comienza a hacer frío de verdad. Tras 8 horas desde que salí de Madrid, por fin llego a mi refugio soriano. La chimenea sigue siendo necesaria.

Villanueva de Zamajón

Almaluez

La verdad es que la excursión menos organizada o mejor, sin organización alguna, puede llevar a descubrir lugares e historias sorprendentes.

Hace unos días recibí, creo que a través de la red social Facebook, una noticia que informaba de la existencia de un despoblado con una atalaya derruida en el municipio de Monteagudo de las Vicarías. Al ver que se trata de una atalaya y por tanto de restos bereberes, todas las alarmas saltan en mi interior y ya fijo en el calendario el siguiente fin de semana para darme una vuelta por la zona.

Se trata del sureste soriano, territorio no muy conocido por mí, pero de vez en cuando me he atrevido a internarme en él, descubriendo y visitando sitios realmente espectaculares, como el monasterio de Santa María de Huerta o el castillo de Arcos de Jalón, por nombrar alguno de los sitios más conocidos y a los que cualquiera puede acceder.

Es precisamente en Arcos de Jalón donde inicio mi expedición para dirigirme al desconocido, al menos para mí, pueblo de Almaluez y a través de una solitaria carretera comarcal, la SO P 3107. Me llama la atención el paisaje con grandes cortados en el horizonte, mucho campo de labor y lo más curioso, una tierra de color blanco intenso lo cual delata una alta concentración de yeso.

Paro a la entrada del pueblo para disfrutar de la soledad del lugar donde hay unas ruinas de un monumento difícil de calificar. Puede que sea una fuente, los restos de algún puente, lo desconozco. A mi derecha se extiende un enorme e impresionante campo con miles de almendros que, sorpresa, en la Guerra Civil Española fue utilizado como aeródromo por las tropas italianas que apoyaban a las tropas de Franco.

Iglesia Almaluez
Pista aterrizaje, Almaluez, Cerro Modóvar

Los aviones aquí ubicados daban escolta a los bombarderos que despegaban del Burgo de Osma y se dirigían a Teruel para soltar su mortífera carga.  Este aeródromo tuvo una intensa actividad entre el otoño de 1937 y los primeros meses de 1938.

El 29 de marzo de 1939 se produjo en este lugar dos accidentes de aviones caza y en momentos diferentes. Tras la vuelta de un vuelo de reconocimiento y ante la inminente caída de Madrid, tres pilotos lo celebran con vuelos de exhibición simulando un ataque aéreo. El capitán Miguel García Pardo se estrelló en las inmediaciones del cercano castillo de La Raya al no poder superar una atrevida y suicida bajada en barrena. En otro momento diferente, el teniente Rogelio García de Juan, se estrella en plena pista de aterrizaje tras realizar sobre la misma un vuelo rasante que no pudo remontar. Descansen en paz.   

Pista de aterrizaje

Me adentro en las calles del pueblo de Almaluez totalmente vacías. La sensación de soledad se ve incrementada con la ausencia de ruido del motor de mi Toyota que ha entrado en modo eléctrico. La sensación es algo extraña. Paro en la vacía plaza del pueblo, me bajo del coche y el ruido al cerrar la puerta se duplica cien veces por el eco.

Paseo en silencio por un par de calles y por fin veo algún que otro coche aparcado en otra pequeña plaza. Respiro aliviado pues en mi mente ya venían imágenes de alguna película ambientada en el apocalipsis total. Nunca soportaría ser el último ser humano sobre la faz de la provincia de Soria. Incluso veo un señor de mediana edad que camina hacia donde yo me encuentro. Como si fuéramos dos supervivientes, nos saludamos y entablamos breve conversación en la que tratamos temas tan profundos como la tranquilidad del pueblo y el buen tiempo reinante. Aprovecho y le pregunto si el cerro Modóvar es aquel y confirmo si voy en buena dirección en busca del despoblado.

El tipo responde muy amable, comenta lo a gusto y tranquilo que está así el pueblo y confirma mis dos preguntas de situación. Nos despedimos y en absoluta soledad y silencio vuelvo hacia mi coche pensando que estoy en la situación ideal para que me tope con un grupo de zombis podridos, mal olientes y hambrientos de carne humana.

Dejo atrás el pueblo y a través de una pista de tierra en buen estado me dirijo hacia el cerro Modóvar donde en su día se realizaron excavaciones descubriendo una necrópolis celtíbera (S. IV-III a.c.). Los tesoros encontrados y más valiosos, cuatro espadas y un casco de bronce, se custodian en el Museo Numantino de Soria. En la cima del cerro, los italianos instalaron una defensa antiaérea o un puesto de vigilancia del cual poco rastro queda. El cerro, una enorme mole de arcilla y yeso cristalizado, se levanta en mitad de una gran llanura dando al lugar un toque mágico y misterioso.

Cerro Modóvar
Cerro Modóvar

Retomo carretera hacia Monteagudo y al poco rato ya diviso en un cerro los restos del despoblado, el objetivo de mi escapada. Me desvío por pistas de tierra y me sorprende el buen comportamiento del híbrido japonés. No puedo evitarlo y comienzo a pistear y a enlazar pistas y más pistas. Dejo para otro día el acceso al despoblado pues parece algo complicado y siempre es mejor hacerlo acompañado. Los caminos por esta zona están muy bien cuidados y son muy rápidos, por lo que prometo volver con un verdadero todo terreno. Pero eso ya amigos, será otra historia.

TIERMES Y SAN ESTEBAN DE GORMAZ

Todos sabemos que Soria es la gran desconocida y por qué no, la gran olvidada. Se trata de una de las provincias españolas más extensas en territorio, con menos población y con pocas inversiones en infraestructuras y conservación de patrimonio.

Pero patrimonio hay y mucho. No siempre conocido, no siempre bien conservado, pero con un incalculable valor.

Esta vez visitaremos el suroeste soriano, creo que una de las zonas más prósperas de la provincia y con mayor proyección de futuro dada su riqueza y cercanía con la capital de España. Tierra habitada por Celtíberos, Romanos y frontera natural de Al Ándalus durante más de doscientos años.

Le llaman la Pompeya Soriana, también la Petra Soriana. Se trata ni más ni menos del yacimiento arqueológico de Tiermes, en el término municipal de Montejo de Tiermes. Ciudad celtíbero romana excavada en la roca que no deja a nadie indiferente. Queda constatado el asentamiento humano en Tiermes desde la Edad de Bronce, convirtiéndose en importante población Celtíbera, aliada a Numancia, a partir del s. IV a.c. En el año 98 a.c Tiermes cae frente a Roma, adquiriendo su máximo esplendor durante los siglos I y II d.c. A partir del siglo IV se conoce poco sobre su historia, volviendo a resurgir con la reconquista cristiana de este territorio a partir del siglo XI. El lugar es definitivamente abandonado en el siglo XV.

Tiermes

A medida que te acercas al yacimiento pueden observarse los restos de la muralla romana (s. III) y la barbarie arquitectónica que están llevando a cabo, pues la están reconstruyendo con unos bloques de piedra blancos, cortados a máquina y con poco parecido estético con las piedras originales. Señores, para eso no reconstruyan, limítense a consolidar la ruina y punto. A lo mejor es cuestión de tiempo, no lo sé.

A la entrada del yacimiento nos encontramos con la iglesia románica de Santa María de Tiermes (siglo XII), con uno de los mejores pórticos de la provincia.

Iglesia Sta. Mª de Tiermes
Iglesia Sta. Mª de Tiermes
Caballero cristiano luchando contra musulmán

A partir de aquí, ya podemos adentrarnos en el yacimiento en el que han habilitado algunas pasarelas y carteles informativos. En superficie, se aprecian sobre todo los restos de las construcciones romanas y son espectaculares las habitaciones, escalones y el sistema de abastecimiento de agua corriente perfectamente labradas en la roca.  En el punto identificado como la casa del acueducto, localiza una estrecha entrada al acueducto subterráneo que, en mi opinión, es lo mejor de todo el yacimiento.

Entrada acueducto
Acueducto

Te adentrarás en un acueducto labrado en la piedra de algo más de un metro de anchura y suficiente altura para andarlo cómodamente. Se aprecian perfectamente los golpes del pico utilizado en su construcción para horadar la piedra y cada pocos metros, en los laterales, se ven las muescas donde instalaban la luminaria para poder trabajar. También hay registros que comunican con la superficie y que serían utilizados para mantenimiento de la red. El sistema es muy similar a cualquier moderna red de abastecimiento de aguas. A través de este acueducto entraba a la ciudad el agua traída desde el nacimiento del río Pedro a unos 7 km. de distancia.

El túnel está perfectamente conservado, mide unos 140 metros y recomiendo ir provisto de linterna para apreciar esta perfecta obra de ingeniería. El final te lleva a uno de los extremos de la ciudad, en la parte más baja, al borde de los acantilados sobre los que se levanta la ciudad. Es en el borde de estos rojizos acantilados donde también existían diversas edificaciones de varios pisos tal y como explican los paneles y ello puede apreciarse en las marcas que han quedado en la roca y donde encastraban las estructuras de los edificios.

Dedica tiempo a la zona, mira con detenimiento las paredes de los acantilados y deja volar tu imaginación sobre cómo sería la vida en este lugar hace más de 2000 años. Se dice que es en esta zona de los acantilados donde los Celtíberos estaban instalados. La parte superior se corresponde en su mayor parte a las ruinas romanas. Disfruta de las viviendas que se mantienen casi intactas muy cercanas a las termas y del graderío donde se celebrarían todo tipo de juegos y celebraciones. En ese punto se encuentra la Puerta del Sol, uno de los accesos a la ciudad y que se ha conservado perfectamente.

Siempre que he estado en este lugar he pasado bastante frío. Hace mucho viento y es cuando entiendes por qué los Celtíberos se instalaron en el lado Sur, al resguardo de los acantilados. Sobre las 16.30 horas nos situamos en el extremo final del graderío y nos tomamos unos bocadillos que hemos comprado en un supermercado del cercano Ayllón. Los buitres controlan nuestros movimientos desde el aire, pero de momento no les servimos de comida, al menos en el día de hoy.

Graderío
Termas

Nos dirigimos a San Esteban de Gormaz en busca de alojamiento. El hotel Rivera del Duero está situado en pleno centro y la encargada nos informa que tiene varias habitaciones libres, no muchas, pero alguna tiene. Nos da a elegir entre una habitación modesta con cama de matrimonio o bien alguna suite que le queda libre. Nos enseña las tres habitaciones disponibles para que escojamos la que más nos apetezca. En el tour que nos hace esta señora, llega a abrir por error alguna habitación con inquilino dentro. Vaya lío. Eso me hace pensar que cuando nos vayamos a dormir habrá que cerrar la puerta con llave por si la encargada se olvida de que nuestra habitación ha sido ocupada. Optamos por la modesta habitación con una simple cama de matrimonio que está bastante decente. Ya dejaremos la suite para otra ocasión, seguro que volvemos. Tenemos que indicar el tipo de desayuno que queremos y a qué hora. Algo simple, desayunaremos sobre las 9.30 y optamos por el “desayuno continental” consistente en un café y tostada con mantequilla. Nada como poner nombres rimbombantes al más simple, popular y básico desayuno de toda la vida.

Paseamos por San Esteban y nos sorprende su riqueza y lo bien cuidado que está. Esta plaza fue punto neurálgico y muy disputado de la frontera entre musulmanes y cristianos. El conde castellano Gonzalo Fernández llegó y se instaló en este lugar desafiando a los seguidores de Alá allá por el año 912. Durante los cien años siguientes, las guerras en San Esteban fueron constantes, cambiando de manos en varias ocasiones, siendo objetivo principal de campañas militares lideradas por los mejores Califas y Generales como Abderramán III y Almanzor. Sobre el año 1060 pasa definitivamente a manos cristianas.

San Esteban de Gormaz

Destaca el caudaloso río Duero atravesando la ciudad, alguna antigua torre musulmana, restos de muralla, su castillo, sus bodegas y dos de los mejores ejemplares de iglesia románica de la provincia de Soria. La iglesia de Nuestra Señora del Ribero (comienzos siglo XII) y la de San Miguel (año 1081).

Tomamos unas cervezas en un bar cercano al hotel donde aparece un tal Carmelo, acompañado de tres o cuatro parroquianos más, que comienzan a cantar en el bar (no lo hacían nada mal pues pertenecen a la Coral del pueblo). Carmelo comienza a imitar el canto del búho, el de la paloma y el del jilguero, lo cual causa nuestra admiración provocando que el artista se acerque y nos de conversación. Este Carmelo no para de hablar y dar información de sí mismo (panadero jubilado), de su pueblo, de su afición a la caza y de los vinos que se toma en su bodega. En fin, un tipo curioso del que descubro al día siguiente buscando información del pueblo en Internet, que compartimos apellido.

Tras una larga noche y un austero desayuno, paseamos por San Esteban para disfrutar de sus tesoros. La Iglesia románica de San Miguel sorprende por su belleza, pero también por lo desgastada que se encuentra toda su parte exterior tras 942 años sufriendo el rigor del clima soriano. En cualquier caso es espectacular.

Iglesia de San Miguel

Del castillo poco queda. La muralla norte, restos del aljibe y un silo. Se encuentra en lo alto de un cerro estrecho y alargado desde donde puedes disfrutar de unas vistas excelentes. Mirando al Sur se distingue perfectamente la colina donde se levanta majestuoso el castillo de Gormaz. El cerro donde se erige el castillo está repleto de curiosas bodegas y merece la pena pasearse por ellas.

Bodegas
Castillo
Iglesia Nª Sra. Ribero y Castillo

Nuestra siguiente visita es Langa de Duero, pequeña localidad bañada por el Duero y de la que el Cid fue Señor a fines del siglo XI. En el alto del pueblo queda una gran torre del antiguo castillo que data del siglo XIV-XV y que sirvió de alojamiento a los Reyes Católicos en el año 1506. La torre se encuentra en muy buen estado de conservación, tiene una altura de 20 metros y muros de hasta dos metros de grosor. Las vistas desde la torre son espectaculares. Nos encontramos en plena Ribera del Duero, donde hay mucho más de lo aquí contado y que tú, querido amigo y lector, tendrás que descubrir para contar tus propias historias.

Langa de Duero
Iglesia Nª Sra. Ribero. San Esteban de Gormaz

Castillo de Osma

Año 910. Las tropas cristianas dirigidas por el Conde Castellano Gonzalo Téllez alcanzan la orilla norte del río Duero y se hacen fuertes en un cerro rocoso situado entre los ríos Ucero y Abión, aprovechando posiblemente los restos de una anterior fortificación islámica pequeña y abandonada.

A su vez, los Condes Nuño Núñez y Gonzalo Fernández se hacen fuertes en Roda, Clunia y San Esteban de Gormaz, quedando así establecida una frontera que será atacada y defendida por ambas partes durante todo el siglo X.

Consecuencia del avance y establecimiento de tropas cristianas al norte del rio Duero, suenan todas las alarmas en el Califato de Córdoba, el cual, entre los años 916 y 920 ordena numerosos ataques contra este territorio con el objetivo de asediar y expulsar al ejército cristiano instalado en este lado de la orilla del río.

En el 920, Abderramán III ataca con éxito las incipientes plazas de Osma, Clunia y San Esteban de Gormaz, arrasando dichos asentamientos.

En el año 933 Ramiro II, rey de León, recupera Osma y construye en el mismo cerro un castillo más sólido y cuyos restos hoy en día son perfectamente visibles y muy bien conservados en la parte más alta. En su construcción se utiliza piedra de la ciudad celtíbera y posteriormente romana de Uxama situada en el cerro de enfrente. En respuesta, los islámicos toman y se instalan en Gormaz en el año 934 (a escasos 11 km.) y sobre el 950 construyen varias atalayas rodeando el castillo de Osma (una de ellas en Uxama) para controlar cualquier movimiento de los cristianos.

Atalaya islámica (Uxama) vista desde el castillo de Osma

A partir de este momento y hasta el año 989, fecha en la que Almanzor ocupa el castillo, Osma se convierte en punto principal del reino de León en la defensa de la frontera del Duero, siendo objeto de constantes ataques, por lo que cambia de manos de forma continuada durante ese siglo. Así, constan grandes batallas en las inmediaciones de este castillo en los años 933, 934, 938, 939, 941 y 963.

Abderramán III ataca en varias ocasiones en castillo de Osma: En el 933 en respuesta al ataque efectuado el año anterior contra Madrid (Majerit)  por parte de Ramiro II, pero es vencido por las tropas cristianas. En el año 934 Abderramán y sus tropas se dirigen de nuevo a Osma dispuestos a tomar el Castillo y aprovechando unas de sus incursiones hacia Burgos y Pamplona. En esta ocasión, entre sus muros se encuentra el propio rey Ramiro II acompañado de algunos nobles y no más de 50 combatientes. A los pies del castillo, se instala Abderramán con un potente ejército compuesto por más de 6.000 arqueros. Ramiro II y sus escasos hombres resistieron el ataque y las tropas de Abderramán no tuvieron más remedio que retirarse y proseguir su camino hacia tierras burgalesas donde devastaron el territorio. De este encuentro hay crónicas de ambos bandos y no deja de ser curiosa la interpretación hecha por cada uno de ellos: por la parte cristiana se tilda de cobardes a los musulmanes por no atreverse a subir al castillo a luchar y por la parte islámica se califica de cobardes a los cristianos por no haberse atrevido a bajar del castillo y luchar en campo abierto.

Llama la atención que, 50 soldados cristianos defendiendo el castillo, tengan capacidad para repeler un ataque de varios miles. Por un lado, el castillo se encuentra en lo alto del cerro con unas pendientes de 45 grados lo cual lo convierten en casi inexpugnable. Si a ello le añadimos las saeteras tan excepcionales con las que cuenta el castillo, su posición es excelente para ser defendida por unos pocos.

Saetera

Las saeteras de este castillo son un perfecto medio de defensa. Además de encontrarse en la base de la muralla, su apertura exterior es muy estrecha, de tal manera que dificulta considerablemente que se pudieran introducir flechas u otros objetos lanzados por el atacante. Asimismo, se encuentran en un grado de inclinación similar al de las laderas del cerro en el que se encuentra el castillo. De esta forma es muy difícil aproximarse a pie al castillo sin ser visto y sobrevivir a la defensa realizada desde estas saeteras. Son únicas en la península ibérica, encontrando algunas similares en castillos construidos en Tierra Santa. Al parecer, cuando el castillo de Osma pertenecía a la familia Lara, uno de sus miembros guerreó por aquellas lejanas tierras asesorando muy posiblemente en el diseño de la defensa de los castillos que allí se edificaron en tiempos de la primera cruzada (fines siglo XI).

En el año 989 Osma es conquistada por Almanzor, repuebla el territorio con musulmanes, manteniéndose el castillo en manos del Califato hasta su definitiva conquista cristiana en el 1.011 por parte del Conde castellano Sancho Garcés.

A partir de este momento, Osma se convierte en importante centro militar cristiano de la frontera hasta el año 1.124, fecha en la que Medinaceli cae definitivamente en manos cristianas y nuestro castillo pierde su situación estratégica en la defensa de la frontera.

Existe un silencio documental sobre el castillo hasta el siglo XIV, cuando pasa a manos del Obispado de Osma, el cual lleva a cabo un relleno del interior del castillo con tierra y escombros para subir la cota del suelo e intentar hacerlo más habitable. En las obras de rehabilitación llevadas a cabo hace muy poco, si bien se ha sacado a la luz el castillo original del siglo X, en una parte de mismo se han respetado las obras de relleno realizadas en esta época medieval. Al tratarse de un castillo roquero, el piso original es la propia roca sobre la que se asienta el castillo y en la restauración se han recuperado los recorridos interiores originales pues la roca estaba trabajada con escaleras y huecos donde se instalaban estructuras de madera para hacer habitable el recinto.

Interior
Interior

En el siglo XVIII muchos de los sillares de las murallas y torres del castillo, que en su día fueron extraídos de Uxama, se utilizan para construir la torre de la actual Catedral del Burgo de Osma.

No deben pasar desapercibidos en la ladera Este del castillo la necrópolis cristiana de los siglos XII y XIII, con distintos tipos de tumbas orientadas de oeste a este como manda el rito canónico, así como el lugar donde se adaptaron barracones (con letrinas incluidas) con estructuras de madera colgantes donde descansaba la tropa.

Los restos de los cadáveres encontrados poco han hablado, pero algo han dicho: Las mujeres debían tener tareas que les obligaba a mantenerse en cuclillas durante largos periodos de tiempo y tanto hombres como mujeres transportaban y arrastraban materiales pesados. Descansen en paz.

Lado Este
Interior
Castillo versus Atalaya

Castillo de Gormaz. Soria

La mayor fortaleza Califal de todos los tiempos. Desde sus almenas se controlan más de 45 km. cuadrados, ampliables a muchos cientos si tenemos en cuenta la compleja red de atalayas que lo apoyan y lo comunican con las cercanas e importantes fortalezas de Medinaceli y Atienza. 

Gormaz se convierte en la más poderosa base militar de control de fronteras y de ataque contra los reinos cristianos, brindando apoyo al centro militar de Medinaceli, capital de la Marca Media. Su interior podía albergar hasta un ejército de 2.000 hombres, apoyados por otros tantos miles que pudieran establecerse en las inmediatas llanuras que rodean la fortaleza.

Por su privilegiada situación, el cerro donde se ubica este castillo ya fue utilizado con fines de vigilancia y protección en la Edad de Bronce, Edad de Hierro, además de por Celtas, romanos y visigodos. En el siglo IX comienza la construcción de la fortaleza sobre la base de otra estructura menor ya existente con anterioridad. En el año 912, los cristianos, en su labor de reconquista, logran llegar hasta la línea del Duero, haciéndose fuertes en las ciudades de Osma y San Esteban de Gormaz. Es necesario por tanto la construcción de un gran centro militar en las inmediaciones para frenar el avance cristiano.

El territorio situado al sur del río Duero es controlada por los musulmanes y los cristianos se mantienen en el lado norte. No obstante, Gormaz se encuentra en este lado norte y controla el único paso sobre el Duero a través de un espectacular puente romano, lo que lo convierte en un importante punto estratégico para la defensa y control de la frontera. Si controlas Gormaz, controlas la frontera. 

Abderramán III ordena la refortificación del castillo y su hijo Al Hakam II lo reconstruye y amplía sobre el año 965, convirtiéndolo en la mayor fortaleza califal jamás construida, siendo punto de partida para innumerables ataques mortíferos contra territorio cristiano. Su perímetro amurallado mide 1.200 metros con 28 torreones que lo custodian.

Gormaz fue una fortaleza inexpugnable. Nunca fue conquistada por las armas, por lo que los diferentes cambios de manos entre los ejércitos cristiano y musulmán siempre lo fueron por pacto o acuerdo entre ambas partes. Las crónicas hablan de conquistas musulmanas del castillo en los años 925, 940 y 983, lo que indicaría las correspondientes conquistas por parte cristiana.

En su visita hay que dejarse llevar, olvidarse del tiempo y disfrutar de cada rincón de sus ruinas. Disfruta del patio de armas donde se concentraba y hacía vida la tropa, con las cuadras, cocinas y almacenes, una alberca para el agua de los animales y un oratorio situado en el muro sur. Es en este recinto y también en el muro sur, donde se encuentra el más famoso arco califal, muy similar a los de la mezquita de Córdoba y que servía de puerta principal de acceso al recinto. El arco es doble, lo que facilitaría el ataque desde la parte superior en caso de que el enemigo llegara hasta ese punto.

Patio de armas
Patio de armas

 Otra zona del castillo es el alcázar, donde residía el gobernador militar y los notables del ejército. Se encuentra separado de la zona de tropa por un gran foso, hoy cegado, lo que dificultaría aún más el acceso a estas instalaciones por parte del enemigo. Observa la entrada al alcázar en forma de codo a través de la torre del homenaje de estilo mudéjar, la torre del siglo X llamada de Almanzor, el enorme aljibe para agua potable con capacidad para más de 100.000 litros, la pequeña puerta en el muro norte para salidas discretas, los pasos de ronda en lo alto de la muralla, etc.

Seguro que puedes sentirte un soldado islámico de hace más de mil años o las de algún afamado y valiente general, lo que prefieras. Islámico o cristiano, a tu libre elección. Escudriña el horizonte para estar preparado frente a un ataque y en los días claros puedes ver claramente el castillo de Osma donde los cristianos se hicieron fuertes mucho tiempo, ambos ejércitos a la vista, frente a frente, cada uno atrincherado en su fortaleza.

Arco califal de entrada
Alcázar
Alcázar

 Disfruta del exterior rodeando la fortaleza y podrás apreciar la energía y poderío que aún irradia. En su lado oeste, que no pasen inadvertidos unas estelas empotradas en el muro y que protegían este bastión de las fuerzas oscuras y malignas.

En las laderas del castillo, tuvo lugar una de las batallas más importantes ocurridas en la Península Ibérica entre cristianos y musulmanes. Durante el Califato de Al Hakam II, en el año 975, rompiendo una tregua y aprovechando que el grueso del ejército musulmán se encuentra en el norte de África, el castillo es sitiado por un ejército de coalición liderado por el Conde Castellano García Fernández y compuesto por tropas castellanas, leonesas y navarras. Las crónicas hablan de unos 60.000 soldados.

 El asedio dura dos meses (del 17 de abril a 28 de junio). Los musulmanes envían a su mejor general para liberar la fortaleza, el jefe militar de la Marca Media, el bereber Galib, el cual parte desde Córdoba el día 24 de abril, llegando a Barahona el 7 de mayo donde se reagrupan las tropas. Avanza hasta Berlanga y llega al Castillo de Gormaz por su lado Sur, acampando a orillas del Duero. En la orilla contraria, las tropas cristianas asediando el castillo. El 21 de mayo se libran los primeros combates a orillas del Duero entre los guardianes del único vado del río. Soldados cristianos cruzan el río y son superados por los islámicos.

Las tropas musulmanas se retiran de la zona de Gormaz e instalan su campamento general en Barahona a la espera de nuevas tropas de refuerzo que envían desde Córdoba y que han emprendido camino los días 26 de mayo y 2 de junio. Los cristianos continúan atacando la fortaleza la cual es defendida por las tropas acuarteladas en su interior. El 28 de junio, los cristianos, jaleados por el propio rey leonés Ramiro III, realizan un ataque masivo el cual es repelido a sangre y fuego por las tropas de Galib, ya muy fuertes y numerosas gracias a los refuerzos venidos desde Córdoba. Los cristianos son masacrados en el campo de batalla y perseguidos en la retirada hasta sus propios dominios los cuales son devastados sin contemplaciones.

El Conde Castellano García Fernández, vuelve a intentar la toma de Gormaz y lo consigue finalmente por pacto en el año 978. En el año 983 Almanzor la recupera para su temible e invencible ejército. Desde entonces, ya nunca cambió de manos hasta que la zona fue reconquistada definitivamente por Fernando I de León en el año 1060.

La Villa de Gormaz fue concedida al Cid en el año 1087 convirtiéndose así en Señor de estos lares durante un tiempo.

Tras la caída de Medinaceli en 1124, Gormaz queda definitivamente en la retaguardia de los dominios cristianos, comenzando su declive como fortaleza defensiva.

Muy recomendable por supuesto la visita a la Ermita de San Miguel (S. XI) situada en la ladera del Castillo, las ruinas de la ermita de San Juan, hoy reconvertido en cementerio y el puente romano que cruza el Río Duero y en cuyos alrededores posiblemente fue donde se libró la batalla comentada en el año 975.

PASEO POR LAS ESTRIBACIONES DE LA SIERRA DEL ALMUERZO

Soria, agosto del año 2022, uno de los veranos más calurosos de las últimas décadas. Disculpad, el más caluroso de la historia. En la ciudad de Soria se han batido todos los récord este mes de julio marcando el mercurio los 38,7 grados y en agosto se ha sufrido un calor inusual sobre todo a partir de la segunda quincena. Es muy posible que en breve tengamos que borrar del refranero español el que dice, “Soria en agosto, frío en el rostro”.

No obstante, desde la zona de Pinares siguen llegando las buenas noticias de todos los años: caen las primeras heladas en la segunda quincena de agosto.

En cualquier caso, Soria hace lo posible por ofrecernos su clima habitual y aprovechando uno de esos días que si te sientas a la sombra lo de bañarse es de locos, nos damos una vueltecilla para disfrutar de los pueblos situados en las estribaciones de la Sierra del Almuerzo, a pocos kilómetros de la capital. Territorio repoblado en tiempo muy temprano, en el siglo XI, por el reino de Navarra y tras la expulsión de los musulmanes que allí habitaban. Próspero económicamente durante la Edad Media gracias al Concejo de la Mesta a partir del siglo XIII y que hoy en día forma parte de la España más despoblada.

Parada en Garray donde compramos víveres en la tiendecita de El Puchi y nos dirigimos a Renieblas donde disfrutamos de su iglesia de origen románico, su manantial, su reloj de sol y los restos dejados por Romanos e italianos con algo más de 2000 años de diferencia. Sorprende la eficacia y exactitud del reloj de sol marcando la hora. Por supuesto la hora solar, que no coincide con la oficial que nos marcan nuestros relojes más modernos. Por cierto, tal y como apunta uno de mis acompañantes, los relojes de sol deben estar orientados al Sur para un funcionamiento correcto.

Renieblas
Reloj de sol

Segunda parada en el pueblo de Almajano, muy cuidado y por cierto con una muy buena panadería, donde paseamos con tranquilidad por sus calles. Las casas están muy bien cuidadas y muchas de ellas blasonadas mostrando la riqueza del lugar en época de La Mesta. Fue en esta pequeña localidad donde, a mediados del siglo XV, Castilla y Aragón firmaron una tregua que supuso un paréntesis en la guerra fronteriza entre ambos reinos.

Almajano
Almajano

Siguiente parada en Narros, nombre de origen navarro y pueblo que esconde grandes tesoros como son su iglesia, su ermita, el palacio llamado Casa de la Media Naranja y alguna que otra casa blasonada y de muy buen porte que pertenecieron a las más ricas familias ganaderas.

Iglesia Narros
Palacio de la Media Naranja
Narros

Tanto andar, tanto deambular por estos tres pueblecitos y llega la hora de comer, para lo cual nos desplazamos a pocos kilómetros, al Santuario de la Virgen del Almuerzo. Edificación del siglo XVIII erigida en honor a la Virgen del Almuerzo y que contiene una capilla dedicada a San Roque, patrón de los apestados, de los infectados por epidemias, por utilizar términos más suaves y amables. Hay que decir que en la España del siglo XVIII y anterior, las epidemias era algo de lo más normal y la principal causa de muerte de la población.  La peste, el cólera y muchas otras diezmaron a nuestros antepasados sin remedio y sin aparente explicación médica. Es por ello, al menos en Soria, por lo que San Roque es uno de los Santos más venerados y Patrón de innumerables pueblos y localidades. A lo mejor, querido amigo y lector, en tu provincia o pueblecito también se venera y celebra el 16 de agosto el día de San Roque…

Lo comprado en el Puchi es degustado a la sombra del Santuario donde aprovechamos además para tumbarnos y realizar un agradable “sobresuelo” pues mesa no hay.

Ermita Virgen del Almuerzo

Nos espera el pequeño pueblo de Aldealseñor, donde disfrutamos de su espectacular Torre Palacio que no es visitable por ser de propiedad privada. La torre es de origen bereber, del siglo X y el Palacio fue construido a su alrededor entre los siglos XIV y XVI. Esta fortaleza tuvo una participación muy activa en las guerras entre castellanos, navarros y aragoneses. Mientras estamos a las puertas de este lugar aparece una vecina con una cámara fotográfica y hace fotos al patio interior del recinto palaciego pues nos comenta que los árboles tapan los escudos nobiliarios de la fachada y eso no cumple con la normativa aplicable a este tipo de edificios. Además, se queja abiertamente de que los dueños también incumplen con su obligación de permitir la visita del público un número determinado de días al año. Están metidos en pleitos por ese motivo. Queda patente que el actual propietario, un rico empresario soriano, no tiene al pueblo muy contento. Tiempo atrás fue un hotel que al parecer daba cierta vida al pueblo. Ahora nada de nada. Ni siquiera se ven los escudos de la fachada.

Torre Palacio en Aldealseñor

En el camino hacia la iglesia, nos para un hombre mayor que tira de una carretilla con dos enormes cubos de agua. Nos da la bienvenida y nos pregunta de dónde somos, si nos gusta el pueblo y nos informa que es la persona de más edad que vive en el pueblo, ni más ni menos que 92 años. Aún impresionado por la fortaleza del anciano, visitamos el exterior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Blanca de origen románico (mantiene la portada), siendo el templo actual gótico del siglo XVI. La portada está presidida por la imagen esculpida en piedra de un pelícano, símbolo cristiano sobre la dedicación de los padres hacia los hijos, según nos informa otra de las asistentes a esta excursión.

Portada Iglesia Aldealseñor

De nuevo nos cruzamos con el más anciano del lugar y nos muestra orgulloso el exterior de su casa donde en la fachada ha incrustado dos adoquines de la famosa calle Estafeta de Pamplona. Al parecer en dicha calle estaban de obras, los adoquines amontonados en una esquina… y ya que cada uno se deje llevar por la imaginación y acabe la historia como quiera.

En este punto ponemos punto final a nuestra excursión, pero la zona sin duda da para mucho más. A los pocos días regresé en solitario y amplié la ruta, esta vez ya por caminos de tierra desde Aldealseñor hasta Suellacabras para atravesar posteriormente la Sierra del Almuerzo para acabar en Cortos.

En Suellacabras, me topé con un pastor que llevaba un rebaño de 400 cabras y me informó de los caminos para subir al alto de la Sierra del Almuerzo donde no pude localizar la mesa donde dicen que tomaron su último almuerzo los Siete Infantes de Lara antes de encontrar la muerte a manos de los musulmanes en el cercano valle del Araviana. Sobre esta piedra, cuando la encuentre, sobre un espectacular castro celtíbero y sobre otros tesoros que guarda esta localidad, informaremos puntualmente pues, como viene siendo habitual, querido amigo, eso ya es otra historia.

ALFONSO VIII. UN SORIANO ILUSTRE

No todas las ciudades españolas pueden presumir de haber sido cuna de alguno de los grandes reyes de la historia de nuestro país.

Pues Soria sí puede y creo que es bueno que lo recordemos, pues el rey nacido en Soria hace ya ni más ni menos que 867 años, tuvo una importancia clave en la actividad de reconquista marcando sin duda un antes y un después.

Os presento al Rey de Castilla Alfonso VIII, nacido en Soria el 11 de noviembre de 1.155, hijo del rey Sancho III de Castilla y de Blanca Garcés, hija del rey de Navarra García Ramírez y descendiente directa del Cid.

La infancia del rey Alfonso debió ser complicada, pues pronto quedó huérfano al morir su madre a los nueve meses y su padre, el rey, a los tres años de su nacimiento. Así, nuestro niño se convierte en rey a la temprana edad de tres años.

Su padre, en testamento y hasta su mayoría de edad, nombra tutor a un miembro de la poderosa familia Castro, cargo que fue objeto de disputa con otra importante familia, los Lara, provocando entre ambos una sangrienta guerra civil por el ejercicio de dicha tutela. Esta circunstancia fue aprovechada por el rey de Navarra para anexionarse territorios pertenecientes a Castilla (la actual Rioja) y el intento por parte de su tío, el rey Fernando II de León, de hacerse cargo de su tutela con el objeto de apoderarse del reino de Castilla.

Finalmente, la tutela y regencia es ejercida por la familia Lara, permaneciendo el rey niño en Soria hasta el año 1162. Es en este año cuando es trasladado de forma urgente y secreta hasta San Esteban de Gormaz para protegerlo de la familia Castro y su aliado, el rey de León Fernando II, los cuales se personaron en la ciudad de Soria para hacerse cargo del pequeño rey y no con muy buenas intenciones.  El hidalgo D. Pedro Núñez de Fuentearmegil, apoyado por la ciudad de Soria, su concejo y el linaje de los Santa Cruz, es el encargado del arriesgado traslado del niño rey hasta San Esteban de Gormaz, donde es entregado a la familia Lara quienes lo conducen primero a Atienza y posteriormente a Ávila.

Soria. Torre de Dña. Urraca

Alcanzada su mayoría de edad a los 14 años, comienza a ejercer personalmente como rey y no tardan en buscarle pareja. La agraciada es la niña de 10 años Dña. Leonor de Plantagenet, hija del rey Enrique II de Inglaterra y hermana ni más ni menos que del famoso rey Ricardo Corazón de León. Por cierto, matrimonio muy prolífico pues tuvieron al menos 10 hijos.

Ya rey, recupera los territorios usurpados por Navarra durante su minoría de edad y se inician conflictos fronterizos con el reino de León que durarán décadas. Igualmente, guerrea continuamente con los Almohades, ya plenos señores de Al Ándalus.

Durante su largo reinado, 56 años, su relación con Soria es estrecha y generosa, otorgando privilegios a la ciudad en agradecimiento a la defensa de su persona cuando era niño. Fundó la iglesia de Santo Domingo, una de las mayores joyas del románico de nuestro país, así como el Monasterio de Santa María de Huerta, entre cuyos muros Alfonso VIII junto con el arzobispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, idearon y prepararon la batalla de las Navas de Tolosa.

Monasterio de Santa María de Huerta
Monasterio de Santa María de Huerta

Por citar alguno de los privilegios concedidos a la ciudad de Soria, uno de ellos es el denominado “de los Arneses”, el cual consistía en que los sucesivos reyes de Castilla, en el año de su coronación, debían entregar a los caballeros de Soria cien pares de armas, escudos, capellinas (cascos) y sillas. No menos importante el privilegio otorgado a los habitantes de Soria consistente en acudir a la guerra acompañando al propio rey.

Alfonso VIII guerreó contra los Almohades de forma constante, destacando las batallas de Alarcos y la de las Navas de Tolosa, con resultados muy diferentes.

Batalla de Alarcos: Alfonso VIII se enfrenta abiertamente al califa almohade Almansur enviándole una ofensiva carta de desafío, obteniendo como respuesta una declaración de guerra por parte del fanático almohade.

Alfonso VIII, ante la inminencia de esta gran guerra, pide auxilio a los reinos de León, Navarra, Aragón y Portugal los cuales acceden, pero nuestro rey no tuvo paciencia en esperar la llegada de sus aliados y se enfrentó en solitario con sus tropas a los islámicos. La batalla tuvo lugar el día 19 de julio de 1195 en Alarcos (en la actual provincia de Ciudad Real), zona fronteriza con los musulmanes y con desastroso resultado para los castellanos.

Las tropas castellanas, entre 3000 y 4000 soldados, pertenecientes a las propias tropas del rey, de obispos, nobles, Ordenes Militares y a las llamadas milicias urbanas, son masacradas sin piedad. En la batalla mueren los obispos de Sigüenza, Ávila y Segovia, así como el maestre de la Orden de Santiago. El propio rey salvó la vida de milagro. Fue tal la masacre que estuvieron a punto de desaparecer las Ordenes militares de las que únicamente sobrevivieron 300 guerreros. El desastre fue absoluto.

En el momento de la batalla, la ciudad y murallas de Alarcos se encontraban en construcción y se aprovecharon las zanjas abiertas en la base de la muralla para enterrar los restos de la contienda.  Recientes excavaciones arqueológicas del lugar han descubierto una gran fosa común con restos de soldados cristianos y sus monturas que perecieron ese fatídico día. Junto a ellos, entre multitud de objetos personales, también se han encontrado puntas de flecha, lanzas, pequeños cuchillos y bolas de hierro que posiblemente les causaron la muerte.

Iglesia Santo Domingo. Soria

 Batalla de las Navas de Tolosa: Diecisiete años después del desastre de Alarcos, Alfonso VIII está preparado para enfrentarse de nuevo a los almohades y asestarles un golpe definitivo.  Junto con el obispo de Toledo, Rodrigo Ximénez de Rada, lleva a cabo los preparativos de forma concienzuda. El Papa Inocencio III declara la Guerra Santa y concede indulgencias a los cruzados que participen en la batalla. Se reúne un ejército de unos 12000 -15000 hombres, aportando tropas los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal. También se unen para la batalla algunos cruzados europeos, llamados ultramontanos, la mayor parte de ellos provenientes de la vecina Francia (unos 3.000).

Las tropas se reagrupan en Toledo y ya comienzan los primeros problemas con los cruzados franceses pues intentan saquear la judería. La confrontación con los europeos se agrava con la toma de Malagón y Calatrava y en la que los franceses quieren pasar a cuchillo a todos los musulmanes de la ciudad, lo cual es impedido por el propio rey Alfonso VIII. Los franceses, ante aquella moderación en la batalla, abandonan la empresa volviendo a cruzar los Pirineos, no sin dejar en su camino de vuelta un rastro de saqueo y pillaje. Incluso intentan entrar en Toledo para dar su merecido a la comunidad judía, pero no consiguen entrar a la ciudad.

El enfrentamiento entre cristianos y almohades se produce el 16 de julio de 1.212 en las Navas de Tolosa y los cristianos vencen contundentemente. Esta victoria marca un momento trascendental en la tarea de reconquista, pues no solo nace un sentimiento de unión y solidaridad entre los diferentes reinos cristianos, sino que también queda definitivamente abierto el camino hacia Andalucía.

Alfonso VIII, además de buen estratega y militar, fundó en Palencia la primera universidad española, impulsa la Orden del Císter y es considerado como uno de los mejores reyes de Castilla. Murió en la pequeña aldea de Gutierre-Muñoz (Ávila) el 5 de octubre de 1.214. Se encuentra enterrado en el monasterio de Las Huelgas en Burgos. Descanse en paz este ilustre soriano.

Garray – Gallinero. 4×4. Románico y Repoblación

Yo mismo me sorprendo cuando sigo descubriendo parajes de la provincia de Soria realmente espectaculares. Son zonas que ya conozco, pero está claro que, sin duda alguna, aún me queda mucho por descubrir.

Como me muevo por el instinto y sin ningún tipo de artilugio electrónico, lo habitual es llegar a un punto de destino ya conocido, pero por una ruta distinta a la utilizada en otras ocasiones. Tampoco debemos engañarnos. Puedo ponerme un destino como objetivo y no llegar nunca a él, ni siquiera acercarme al mismo. Depende de lo que vaya surgiendo en el camino, creo que es una buena forma de seguir descubriendo lugares para mi hasta ahora desconocidos.

Con la llegada, por fin, del buen tiempo en este mes de marzo del año 2022, estos últimos fines de semana estoy bastante activo en lo que se refiere a rutas 4×4 con el Land Rover. Un frio intenso se adueña de la provincia, sopla un fuerte viento polar e incluso está lloviendo y nevando en cotas altas. Ya era hora. No obstante, está todo tan seco que el agua que cae es absorbida de forma inmediata por el terreno y no es fácil encontrar zonas divertidas y complicadas por el barro. Al menos, el polvo ha desaparecido y los caminos se encuentran más compactados lo que permite en ocasiones alcanzar velocidades más altas.

Mi objetivo es controlar una ruta desde Garray hasta Gallinero por pistas (unos 35 km.). Desde Gallinero ya tengo muy claro el trazado hasta Almarza (está muy cerca) desde donde se accede con facilidad a la Sierra de Cebollera donde las opciones son ya infinitas. Me centro por tanto en la primera etapa. Zona llana, con pistas bien conservadas y muy rápidas.

Comenzaremos en Garray, donde a la salida del pueblo tomaremos la carretera SO-615 y a los pocos metros saldremos de ella accediendo por la derecha a la pista de tierra que nos llevará hasta Renieblas. Pocos metros antes, justo antes de que acabe el pueblo, hay una tiendecita llamada El Puchy, donde te puedes aprovisionar de bebida y comida (sobre todo productos sorianos) para la dura jornada que te espera. Estos primeros tramos de pistas de tierra tienen alta visibilidad por lo que son muy, muy rápidos. Ya desde el primer momento debes poner todos los sentidos para orientarte y llegar a Renieblas. Por cierto, en Garray se encuentran las famosísimas ruinas de Numancia.

Iglesia Renieblas

En Renieblas existen restos de los campamentos romanos que sitiaron Numancia (siglos II y I a.c.), vestigios de la presencia de las tropas italianas durante nuestra guerra civil y no dejes de contemplar la Iglesia de la Nuestra Señora de la Cruz de origen románico, hoy en su mayor parte de estilo gótico (s. XVI) debido a todas las remodelaciones sufridas. Como digo, quedan restos de varios campamentos romanos que merecen una detenida visita. El lugar está señalizado, las vistas son espectaculares y el paseo por las ruinas es realmente agradable. Dedica tiempo y podrás hacerte una idea de la inmensidad de los campamentos construidos con piedra extraída del propio lugar y con capacidad alguno de ellos para 10.000 soldados. Dos mil años después de la presencia de las legiones romanas, fueron también soldados italianos los que ocuparon Renieblas, custodiando un aeródromo en las cercanías que servía de base para sus bombarderos. Aburridos estarían estas tropas, pues tallaron diversos motivos bélicos e inscripciones en una espectacular portada, casualmente construida con sillares esculpidos por sus antepasados romanos, en la que se puede leer, «Viva el Rey», «Viva el Duce», todo ello adornado con el yugo y las flechas, una bomba incendiaria y un símbolo que representa la fuerza mediante la unidad (fascio). En una inscripción grabada bajo la ventana se identifican con siglas las tropas que aquí estuvieron, «Regimiento Artilleros Voluntarios de Littorio».

Relieves Tropas Italianas (Renieblas)
Campamento Romano (Renieblas)
Portada con sillares romanos y relieves italianos
Relieves tropas italianas

Puedes dirigirte a continuación hacia la pequeña localidad de Los Villares de Soria, pueblo muy cuidado, con casas blasonadas e iglesia también de origen románico en sus inicios.

Casa blasonada. Los Villares
Iglesia Los Villares

Cambiaremos de rumbo y hacia el Oeste llegaremos por una pista rapidísima a los pueblecitos de Pedraza, Aylloncillo y Fuentelsaz, donde el nombre de los primeros delata su nacimiento en tiempo de la repoblación, una vez reconquistado el territorio a los musulmanes, así como el origen de sus primeros habitantes.

Destacan las modestas iglesias románicas de estas tres localidades que datan de finales del siglo XII. Las vistas desde la iglesia de Pedraza, situada en lo más alto del pueblo, son espectaculares.

Iglesia Aylloncillo
Iglesia Pedraza
Iglesia Fuentelsaz

Siguiente destino, Portelrubio, donde la visión del pueblo desde el camino es de absoluta paz y tranquilidad. Siempre hago aquí parada obligatoria y viendo desde este punto este pequeño pueblo, me planteo muchas cosas…. El Cerro de San Juan, al que ya he dedicado en este blog algunas líneas, está al lado y siempre es recomendable subir hasta arriba y disfrutar de una de las mejores vistas de la provincia.

Portelrubio

Pista directa, en muy buen estado y rápida hasta Cubo de la Sierra.  Bonita plaza del pueblo, enorme y presidida por la iglesia de Santo Tomás de origen románico. Antes de llegar a Cubo de la Sierra, habrás visto no muy lejos, la Casa Fuerte de San Gregorio cuya visita siempre es muy reconfortante.

En la zona norte de Cubo, por un lateral de la iglesia, pista de tierra que nos lleva directo al pueblo de Gallinero. Sorprende el aislamiento de este pueblecito y la grandiosidad de su iglesia de la Virgen del Rosario, de estilo gótico (S. XV), con enterramientos y escudos de la familia nobiliaria de los Vinuesa. Pueblo fruto de la repoblación realizada con gentes de La Rioja y donde en unos de sus barrios, Lumbrerillas, se mantienen las ruinas de la iglesia de San Miguel.

Gallinero
Gallinero
Lumbrerillas
Lumbrerillas

Tomando las pistas que salen en dirección norte, te puedes internar en lo que vienen llamando La Dehesa. En invierno, la Dehesa es muy fría pues recibe los vientos directamente de las cumbres de Piqueras. Al menos, las veces que he estado ahí, el frio es intenso y el viento azota con fuerza. Hay varias explotaciones ganaderas y es muy agradable ver pastar en libertad a terneros y caballos. Muy interesante el castro celtíbero situado en el Cerro de los Castillejos. Por cierto, hay una amplia zona de bosque de hayas muy bien cuidada.

A media ladera hay un camino sin salida que discurre lateralmente por esta sierra hasta una zona habilitada para puestos de zorzales y que nos deja muy cerca de lo que viene siendo uno de los mejores bosques de acebo de la península ibérica, el Acebal de Caragueta. Allí paré a comer unos embutidos que había comprado en El Puchi y de nuevo me doy cuenta de que, una vez más, me he venido sin agua. Dos semanas antes me ocurrió lo mismo y sufrí cierta deshidratación. Pues hoy, igual. Y también me estoy deshidratando, teniendo en cuenta el sospechoso color intenso de mis residuos líquidos y que llevo desde las 9 de la mañana sin beber. Comienza a nevar ligeramente y en un acto estúpido abro la boca para retener algún copo de nieve.

Parapetado por el Land Rover para protegerme del viento helado, disfruto de las espectaculares vistas mientras engullo mi seca comida: En el alto, la entrada al acebal y su masa forestal, el castro celtíbero del Alto de la Cruz, el cerro de San Juan, Numancia, Soria, sierra de Carcaña, sierra de Cebollera, Piqueras…… En el paisaje identifico los dos días de travesía que hacían mis antepasados trashumantes en su camino con las ovejas hacia Soria capital. No tengo prisa y sigue nevando ligeramente.

Vistas desde La Dehesa

Que nadie se quede con ganas de disfrutar de esta ruta por no tener un vehículo todoterreno, pues todos los pueblos mencionados pueden enlazarse sin problema alguno por asfalto.

Vuelta a casa por el mismo camino para afianzar mi orientación en futuras expediciones por la zona. A las 17,30 horas por fin bebo agua. Más tarde, ya en buena compañía, me desquito de la deshidratación con un buen vino en Bodegas Lázaro y en la cena, en el Fogón del Salvador, con unas verduras a la brasa, un tierno y exquisito churrasco de ternera y unas buenas cañas. Pero esto ya, amigos, sí que es otra historia.

Ganado en La Dehesa de Gallinero
El Fogón del Salvador