UN DÍA EN MARUGÁN. 10 DE FEBRERO 2024

Qué gusto da cuando te invitan a ir a las fiestas de algún pueblecito de este país y te hacen sentir como uno más, notar que eres bienvenido y no tener en ningún momento la sensación de “ser el de fuera”.

Un año más, nuestros queridos amigos Eugenia y Santi nos animan a compartir con ellos, con sus familias y amigos, una jornada festiva, esta vez en el pequeño pueblo segoviano de Marugán, en plena Campiña Segoviana. La excusa para la fiesta son los Carnavales, en concreto se celebra el VI Carnaval Taurino Inter pueblos, donde los disfraces y el toro bravo son los protagonistas.

Tras abandonar la comodidad de la autopista y siguiendo las indicaciones de nuestra amiga, nos metemos en un bonito laberinto de nacionales y comarcales, estás últimas bastante rotas y viradas, para llegar justo a la hora del aperitivo al centro de Marugán. Sin duda es un buen comienzo y podemos disfrutar de unos paisajes realmente espectaculares.

Hacemos tiempo visitando la pequeña iglesia del pueblo que guarda en su interior una espectacular pila románica, un órgano muy colorido y unos techos de madera muy labrada que me recuerdan a los grandes artesanos musulmanes de hace más de mil años. De hecho, no iban muy desencaminados mis pensamientos pues en mis posteriores investigaciones pude comprobar que se trata de un artesonado mudéjar de traza geométrica. El coro, también de madera, da un toque rústico y acogedor a todo el conjunto. En el interior la temperatura es bastante fría y nos acordamos de los últimos adelantos que vimos en una iglesia de León hará un par de semanas.

Hay dos personas en el interior de la iglesia adornando una imagen de la Virgen, los cuales nos informan muy amablemente que el gran tesoro es el órgano del siglo XVI situado en el coro y que sólo hay una persona que viene a tocarlo. Incluso nos comentan que la iglesia original era del siglo XII… En posteriores investigaciones me doy cuenta de que estas personas no tenían mucha idea de la historia de su tan bien cuidada iglesia, pues el órgano es del siglo XVIII y la iglesia del XVI. Precisamente, en el año 1149, la cercana Abadía de Santa María Real de Parracés, obtuvo del Papa Eugenio III un privilegio que consistía en que, los siete pueblos que pertenecían a su jurisdicción eclesiástica, entre ellos Marugán, no tenían permitido levantar templo alguno, obligando así a sus habitantes a acudir a Parracés para los oficios religiosos. En el siglo XVI, este privilegio dejó de tener vigencia, pudiendo los siete pueblos erigir su propia iglesia. Entre ellas, la actual de Marugán, dedicada a San Nicolás de Bari, y la de otros muy queridos pueblos por lo que nos toca, Etreros y Sangarcía.

Nos espera el Bar “La Fortuna”, donde además de poder echar la quiniela, comprar tabaco y alguna revista, puedes tomarte bebidas muy frías y con buen aperitivo. Comienzan los saludos de amigos y familiares, anécdotas, una primera bebida, otra más y otra por si acaso y la última para después. Y así durante un buen rato, donde toda la pandilla invita a rondas y hay que llevar muy bien la cuenta de cuántas se llevan para intentar mantener un mínimo de estabilidad emocional.

En el exterior, comienza un aire fuerte y frío y se acercan unos nubarrones grises, tirando a negros que únicamente auguran buen tiempo. Y así fue. El almuerzo se celebra con acierto dentro del Polideportivo municipal al que nos dirigimos andando durante varios minutos y justo cuando comienza a llover, casi nevar, de forma torrencial. Empapados nos personamos en el local donde había cientos de personas, pero no agobiante por la grandiosidad de las instalaciones. Nuestros amigos despliegan unas enormes mesas que comienzan a llenarse como por arte de magia de bebidas y todo tipo de comidas. Quesos, embutidos de la tierra, torreznos, filetes de pollo, sándwiches y empanadas, hacen compañía al plato estrella del día, una exquisita caldereta de toro bravo muy tierna y con gran sabor.  Además, las raciones son muy generosas y todos podemos degustarlas sin límite alguno. De postre, unas ricas ensaimadas con nata y crema y algo de licor para matar el gusanillo.

Sin demora alguna, hay que salir de nuevo al exterior, donde ha dejado de llover y nos dirigimos a una zona a las afueras del pueblo donde en un pequeño pero recio recinto vallado, disfrutamos de los encierros de tres vaquillas, donde mozos y no tan jóvenes, pero todos valientes, las torean y corren con mucho arte en esta plaza con medio palmo de agua y barro. Entre los valientes, me informan que hay algún novillero ya retirado y muchos jóvenes que entrenan en escuelas de tauromaquia. Sorprende ver la afición a los astados en esta Campiña Segoviana. Niños, padres, abuelos, naturales del lugar e invitados, disfrutamos de lo lindo del espectáculo animado por la Charanga “Jarra y Pedal”, con temas actuales y con mucho ritmo. Cuando la vaquilla no quiere entrar al redil, seis o siete mozos se abalanzan sobre ella y con extremo mimo y cuidado indican al astado el camino a seguir. Casi al final, un mozo se lleva una buena voltereta, siendo asistido por los servicios sanitarios, sirviendo de punto final a tan divertido evento. Esperemos que esta persona se recupere pronto y todo quede en una divertida anécdota para contar a sus nietos.

Las sensaciones están siendo muy buenas. Da gusto encontrarse entre personas que defienden sus aficiones y tradiciones, que quieren a su pueblo y no se dejan influir por las actuales tendencias de buenismo que inundan las redes sociales y medios de comunicación. El toro bravo marca el ritmo de las fiestas. El toro bravo se corre, el toro bravo se torea, el toro bravo se come, el toro bravo se comparte. Por favor, seguid así, que esto no pare.  

De nuevo vuelta al Bar “La Fortuna” para un café y más dulces, para acabar este agradable día con una entrañable visita a los padres de nuestra anfitriona en el vecino pueblo de Etreros. Animo a mis escasos lectores a visitar la Campiña segoviana, donde, amigos, podréis vivir esta y otras muchas historias.

2 comentarios en «UN DÍA EN MARUGÁN. 10 DE FEBRERO 2024»

  • 23 de marzo de 2024 a las 11:03
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    Fenomenal…tu redacción, exquisita. Me ha sorprendido mucho lo bien rehabilitada que está la Iglesia: la cubierta sobre todo (es lo más importante para su conservación), los muros, y el interior ni qué decir, impresionante. Recuerdos a Eugenia y a Santi (jeje). Un abrazo

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  • 22 de marzo de 2024 a las 14:19
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    Buen día compartido y disfrutado tanto en comida cómo bebida y costumbres que siguen practicándose como debe de ser 👌👍😅

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