XIII RUTA SORIANA 4×4. 16 – 18 DE FEBRERO DE 2024

Cuando las cosas salen bien, no pueden dejar de hacerse. No es por hacerme el importante, pero las rutas que organizo por Soria para los colegas del 4×4 son un éxito. Al menos eso me dicen. Y me lo creo, pues son esperadas durante todo el año, si guardo silencio recibo algún que otro mensaje interesándose por la fecha, no suele faltar nadie y el que falta, lo es por fuerza mayor.

Y este año hemos celebrado la edición número XIII, sin perjuicio que ha habido muchas otras que no han sido consideradas como ruta “oficial” y no han sido por ello debidamente bautizadas con el número romano correspondiente.

La fecha del evento es fijada tres meses antes para que cada uno organice sus agendas. Del 16 al 18 de febrero, allí nos veremos. No hace falta dar más datos. En el sitio de siempre, es decir, el Hostal Lázaro.

Hostal Lázaro

Pero este año hay una novedad importante. Se une a la Ruta un potente Nissan Patrol GR cuyo piloto y copilotos rondan los 20 años. Son los compañeros de colegio de mi hijo, mi aprendiz de piloto de Land Rover por más que a él le pese. La diversión está asegurada e intentaremos implicarles, con mucho cariño siempre, en situaciones de apuro y de estrés.

Un año más, a pesar del mal tiempo de los últimos meses, tenemos la suerte de que dos días antes del evento llueve copiosamente por la zona elegida para hacer rugir nuestros motores. La Sierra de San Marcos. Se trata de caminos de tractores, muy blandos y arcillosos, que se convierten en pistas de patinaje donde es difícil mantener el coche estable cuando están anegados. Y así fue.

Al anochecer del viernes, todos los participantes ya nos encontramos en nuestro querido Hostal donde somos atendidos de forma excepcional por su propietario, Lázaro. Las rondas van y vienen, se cuentan anécdotas de viajes anteriores, de nuestras vidas de los últimos meses y los más jóvenes fraternizan con total facilidad con los más mayores y experimentados. El buen ambiente se mantiene durante la cena mientras degustamos el generoso menú del establecimiento donde puedes elegir entre más de una docena de platos de primero y otros tantos de segundo. ¡Sopa de cocido, revueltos variados, ensaladilla, fideguá, carnes, pescados, lasaña, migas, ensaladas…hay de todo y bastante bueno!

Amanece con un sol radiante y algún Santana con muchos años a la espalda, tantos casi como su actual propietario, le da por no arrancar si no es a tirón con otro Santana de edad similar. Acopio de gasolina, breve presentación de la ruta a realizar y a disfrutar de las arcillosas pistas de San Marcos y sus alrededores.

Seamos sinceros, la ruta no está muy preparada y meditada por no haber tenido mucho tiempo para ello, pero es una zona que conozco bien y por ello no me ha quitado el sueño. Sí quiero pasar por puntos determinados que darán tensión y nos pondremos a prueba, como es una subida donde el terreno es muy blando, con profundas roderas y donde hace un par de semanas tuve que dar lo mejor de mí mismo para superarla pues me pilló algo de improviso. Además y para redondear, algún que otro vadeo de ríos que cruzan los caminos. Por supuesto, nada fuera de pista o camino, faltaría más.

Desde el comienzo, el barro y los grandes charcos hacen acto de presencia y no tardamos en llegar a la tan nombrada cuesta que afronto de inmediato y sin pensarlo mucho. De nuevo caigo de forma inevitable en las profundas roderas y noto como los bajos del coche rozan con la parte central del camino. Menos mal que está blando y no afecta a partes vitales del coche. Acelero un poco más, volante firme y se supera sin excesivos problemas. Le toca el turno al Nissan cargado de juventud y como era de esperar (ja, ja, ja…), se queda encallado a los pocos metros. Es momento de disfrutar y demostrar la potencia del Land Rover arrastrando en esta cuesta arriba a un Nissan, lo cual ejecutó mi aprendiz con bastante destreza.

No piense nadie que momentos como estos nos desesperan o inquietan. No, al contrario, no hacen sino subirnos la adrenalina y aumentar las ganas de más barro, más agua, más deslizamientos y dar toda la caña que la experiencia y el terreno permita. Los Santana, afrontan la cuesta sin excesivo problema aplicando sus pilotos las técnicas aprendidas tras muchos, muchos, kilómetros de pistas en mal estado.

Obligada parada en un alto para disfrutar de las vistas de la Sierra de Hinodejo en un día con un horizonte totalmente limpio. Como estamos a tope, informo a los nóveles, para su simple conocimiento, que estamos a pocos metros de un circuito 4×4 y que yo con su edad entré en alguna ocasión con el Santana y que debe estar de barro hasta arriba…. Casi no me dejan ni acabar y empiezan a presionar diciendo que quieren entrar con mi Land Rover y el Nissan. Intento quitarles la idea de la cabeza, pero recibo críticas por todas partes, no solo de los jóvenes castores, sino también de los que creía que eran hasta el momento mis colegas. Que si estoy viejo, que les deje ir para que disfruten, que yo lo hacía en tiempos remotos, en fin….

A los pocos segundos ya se ponen en marcha y se pierden por el entramado del circuito con dos palmos de barro rojizo muy muy blando, mucha agua y donde veo las primeras cruzadas. La verdad que es el mejor día para que entrenen en este punto, pues si hay problemas tenemos otros tres coches con los que podríamos tirar si se hunden en este barro infernal. Me subo a un pequeño montículo y mi tensión crece al ver cómo se paran los dos vehículos, pero para mi sorpresa siguen avanzando, vuelven a parar y comienzan a dar la vuelta. Bueno, al menos la prudencia parece que impera, dándome por satisfecho pues llevo mucho tiempo intentando inculcar dicha virtud a mi descendiente e incluso en esta ruta también a sus colegas.

Vuelven con la cara radiante por los momentos vividos, pero algo frustrados, pues el circuito, según ellos, era intransitable y optaron por dar media vuelta. La palabra “intransitable” me pone en guardia y les digo que el problema realmente lo tienen ellos, que tienen poca idea de cómo afrontar estas situaciones. La juventud se ríe y no sé qué tipo de comentario hicieron que yo lo interpreté como un desafío. Al parecer había una curva que solo verla daba miedo meterse…. Me dio la impresión como si alguien manifestara que con el estado del circuito ni siquiera yo podría superarlo.

Con gesto serio, le digo a mi hijo que me de las llaves del Land Rover y que tomen nota de cómo se hacen las cosas. Inicio en solitario el circuito y en los primeros cientos de metros ya el coche se hunde y se cruza continuamente. Lo supero sin problemas y opto por volver para ir calentando el cuerpo y la mente y disfrutar de este primer tramo en sentido contrario. Me permito incluso algo de chulería, pues doy volantazos para que la cruzada sea más vistosa. Esta media vuelta se interpretó como una rendición, pero sin dudarlo me interno de inmediato en lo más profundo del circuito. Esta divertidísimo, noto como el Land Rover se hunde, se cruza y pierdo prácticamente el agarre pues la arcilla se pega a los neumáticos perdiendo toda adherencia. Me concentro aún más, reduzco marcha, piso el acelerador y me dirijo a buen ritmo hacia la tan temida curva que, efectivamente, está de barro y agua que asusta e incluso preocupa. La inercia y el orgullo no hacen sino tirar hacia adelante y entro en la curva con buenas revoluciones y totalmente cruzado. El terreno me expulsa hacia fuera, donde estaba lo peor. Acelerón controlado, corrijo la cruzada y salgo entre una lluvia de agua y barro que me impiden la visión y provoca un ruido ensordecedor al golpear toda la carrocería, techo incluido. Un par de curvas más, una recta y aparezco indemne frente a mis incrédulos compañeros de ruta. Paro, me bajo del coche y solo hago un comentario: “No tenéis ni puta idea. Nunca más me desafiéis”.

Seguimos ruta, pero he perdido mi puesto de piloto y me veo convertido en copiloto sin quererlo. Me rebosa la adrenalina después de la solitaria experiencia vivida en el circuito. Quiero más.  Nos acercamos al primer vadeo donde lo cruzamos varias veces a gran velocidad para disfrute de todos. Aprovechamos para hacer fotos y videos realmente espectaculares. Vaya manera de disfrutar. El camino está perfecto y mientras tanto, algunos aprovechan para realizar tramos cortos en zona muy embarrada para cruzar el coche e ir entrenando cómo corregir estas situaciones.

Debemos hacer alguna parada para reorientarme y aprovechamos para reponer fuerzas con algo de comida y bebida. Nuestro destino es la ermita de Hinodejo donde pararemos a comer, pero aún nos queda un tramo complicado. Caminos rotos con fuerte pendiente de bajada y que acaban con un nuevo vadeo, esta vez de un río bastante caudaloso y por cuyo cauce debemos transitar unos metros para llegar de nuevo al otro lado del camino.

Al borde del río, nueva parada para disfrutar de la zona en la que nos encontramos y valorar cómo afrontar el vadeo. Más fotos y vídeos y plenamente satisfechos, pues el paso es realmente espectacular.

Larga parada a comer en la Ermita de Hinodejo, donde disfrutamos de la soledad del lugar y de una de las mejores vistas de la provincia de Soria. Cebollera, Urbión, Moncayo… todos con muy escasa nieve para esta época del año. Tortillas, quesos, embutidos, empanadillas y refrescantes bebidas son degustadas en este espectacular paraje.

Una de nuestras compañeras, venida desde las lejanas tierras valencianas, se da cuenta que ha perdido su teléfono móvil, posiblemente en alguna de las paradas realizadas antes de algún vadeo. Mal asunto. Un joven asistente, sin duda con mente altamente tecnológica, le pide su número de teléfono y a través de no sé qué aplicación consigue conocer la última ubicación del aparato. Entre Lubia y Camparañón, indica la aplicación, casi nada, son cientos de kilómetros cuadrados, pero sí ha acertado en la última localidad en cuyo término municipal hicimos una parada.

No lo conozco…

En busca del teléfono perdido, iniciamos la vuelta por el mismo recorrido, lo cual nos importa poco, pues el buen viajero sabrá que la ida y la vuelta por el mismo camino es muy diferente, no tiene nada que ver, sobre todo si hablamos de pistas embarradas con fuertes subidas y bajadas. Llegamos al vadeo estrella de la jornada, cruzo el río en solitario, paro a unos 20 metros de la salida y en cuanto me bajo del Land Rover, veo el tan buscado y querido móvil hundido ligeramente en el barro en mitad del camino. Espero a que su propietaria cruce el río y para su alegría, la recibo con su móvil en la mano.

Seguimos ruta e introduzco variaciones en el camino de vuelta con éxito. Parada en el alto de San Marcos para disfrutar de la puesta de sol donde comienza, por primera vez en el día, a hacer un poquito de frío.

Ya en nuestro cuartel general, el Hostal Lázaro, compartimos las anécdotas del día entre hirvientes cafés para los más frioleros, helados botellines para bajar adrenalina y de nuevo una abundante cena para recuperar las fuerzas gastadas durante este emocionante día. En el exterior, nuestros vehículos permanecen con una gruesa capa de barro sobre la carrocería. Siempre hay alguno que lo limpia escrupulosamente al finalizar la ruta. Entre nosotros hay gente de todo tipo, algunos con estas extrañas y muy arraigadas costumbres …

Amanece un nuevo día. Algunos aventureros optan por poner rumbo a sus lejanos destinos en tierras bañadas por el cálido mediterráneo y otros vuelven a su redil visitando previamente espectaculares pueblos medievales e impresionantes parajes naturales sorianos.

Los que quedamos, los jóvenes y nuestro reportero gráfico profesional, ponemos rumbo a Garray para, a ritmo suave, subir al Cerro de San Juan a disfrutar de nuevo de unas vistas espectaculares. No puedo evitar informar a mis acompañantes de todo lo que nos rodea.  Cebollera, Urbión, el Valle del Río Razón, Sierra del Alba, Moncayo, el acebal de Caragüeta, los pueblecitos que se ven e incluso el itinerario seguido por los pastores trashumantes desde la edad media hasta mediados del siglo pasado. Parezco el típico abuelito contando historias. Pero no puedo evitarlo, noto cierto interés en mis acompañantes, lo cual, mis queridos amigos, no hace más que motivarme para contar otras muchas historias….

Es momento de agradecer la fidelidad de los asistentes a la Ruta Soriana. Son ya muchos años y sin ellos no sería lo mismo. Javier y Carmen, Víctor y Alicia, Ángel…. y la nueva generación, Fernando, Eduardo, Pablo y Jero, que por supuesto contaremos con ellos para futuras rutas ya sean en esta tierra o en cualquier otra por las que nos movamos. Se echó mucho de menos a los habituales que, por distintas circunstancias, no pudieron asistir en esta ocasión… Mario, Alfredo….. Ya preparando la edición número XIV, la cual, amigos, dará para otras muchas historias.

Amazighs

7 comentarios en «XIII RUTA SORIANA 4×4. 16 – 18 DE FEBRERO DE 2024»

  • 10 de marzo de 2024 a las 20:42
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    Wow! Fue como revivir la experiencia leyendo este artículo. Espero con ansias la próxima ruta. A ver si no se nos pierde nada en el camino esta vez jajaja.

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  • 10 de marzo de 2024 a las 01:48
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    Leer esta crónica de la ruta ha sido como volver a vivirla. Una pasada. La verdad que una experiencia inolvidable. Con ganas de la del año que viene ya. Y sobretodo muchísimas gracias por la invitación y lo bien que nos habéis tratado y recibido. Hasta la próxima.

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  • 9 de marzo de 2024 a las 22:41
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    Espectacular artículo!!!
    Con muchas ganas de que llegue la edición XIV ya!!

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  • 9 de marzo de 2024 a las 09:37
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    Muy chulo el recorrido, las fotos y como cuentas todo. Muchos recuerdos…

    Gracias

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