León, ciudad de Reyes

Esta crónica va sobre Reyes. Y comenzaré nombrando a los famosos Reyes Magos. Sí, eso es, los primeros Reyes que conoce todo ciudadano español desde su más tierna infancia y nos acompañan durante toda nuestra existencia. Dado que en el pasado año 2023 mi comportamiento ha sido más que excelente, los Reyes Magos, en la noche del 5 de enero, me dejaron un discreto y poco abultado sobre con mi merecido regalito. Un fin de semana en la ciudad de León, con transporte en AVE y una noche en un poco modesto hotel en pleno centro de la ciudad.

A velocidad de vértigo llegamos a la ciudad de León sobre las 12 de la mañana del sábado 27 de enero y tras una breve caminata de 15 minutos, llegamos a nuestro hotel donde una amable recepcionista nos ofrece la contratación del desayuno para redondear nuestra visita a la ciudad. Por supuesto aceptamos y en el momento de pagar, me cobran, no sólo el desayuno recién contratado, sino también la habitación, pues al parecer, constaba únicamente la reserva, pero no su pago. Es en ese momento cuando me doy cuenta de que a lo mejor mi comportamiento en el año 2023 no ha sido tan excelente como yo pensaba y que los Reyes Magos me han dado un toque de atención, pero sin privarme la posibilidad de poder seguir realizando mis escapadas. Eso sí, a mi costa, al menos en parte.

Sin muchas esperas, salimos a la calle para conocer la ciudad y qué mejor forma de hacerlo que dirigirnos a uno de sus puntos neurálgicos, la Plaza Mayor, en la que además se celebraba el habitual mercado de los sábados, siendo la fruta y los embutidos protagonistas de las decenas de puestos allí instalados. Hay mucho ambiente en la Plaza y el buen tiempo acompaña, lo que nos anima a hacer cola en un puesto de embutidos, donde sus simpáticos propietarios, durante la espera, nos dan a probar todo tipo de manjares que se encuentran a la venta en los mostradores. La degustación se mantiene e incluso aumenta cuando somos atendidos sin prisa alguna y de manera totalmente personalizada, acabando como era de esperar con una gran bolsa repleta de cecina de vaca, chorizo picante y varios quesos artesanos a los que el tendero añade unas buenas morcillas para que comprobemos su excelente calidad.

El casco viejo de León se encuentra peatonalizado en su gran mayoría y es muy agradable pasear por sus calles repletas de comercios, visitar la gran plaza donde se encuentra la impresionante catedral y llegar al llamado Barrio Húmedo donde las calles son estrechas, repletas de bares con barras y terrazas en el exterior, muy especializados en buenísimas tapas y con un ambiente extraordinario por toda la zona.

En León al pedir una bebida en cualquier bar ofrecen una generosa tapa y de lo más variado. El camarero te informa de las tapas que puedes pedir y que van incluidas en el precio de la bebida. Alitas de pollo, enormes canapés, ensaladilla, bravas, perrito, incluso judías con oreja y garbanzos con callos, son algunos de los ejemplos de los que disfrutamos durante todo el fin de semana. Increíble y qué bueno todo.

Para ser el primer día, con las tapas de la bebida y otra más de morcilla que nos pedimos aparte, nos damos por comidos y seguimos nuestro paseo rodeando las murallas de la ciudad bastante bien conservadas en gran parte del recorrido. Estas murallas datan de la época romana, siglo I, cuando la Legio VII se instaló en este lugar para proteger la calzada que unía las actuales ciudades de Zaragoza y Astorga. La muralla, por supuesto, durante la época medieval, fue mantenida, ampliada y reforzada, gracias a lo cual nos han llegado los restos actuales en bastante buen estado.

Es en uno de los paseos que bordean la muralla donde paramos a tomar un café en una terraza y nos sorprende que incluso el café tiene incluida su propia tapa. Esta vez, dos tapas, una salada a base de canapé de tortilla de patata y otra dulce, un generoso pedazo de bizcocho, dando buena cuenta de todo ello a pesar de habernos dado por comidos hacía un rato.

Por el acceso de la muralla llamado Puerta del Castillo, entramos de nuevo al casco viejo y al poco, podemos ya admirar la fabulosa Colegiata de San Isidoro, una de las joyas románicas no solo de esta ciudad de León, sino de España entera. Accedemos al interior de la iglesia para mayor disfrute y observamos con curiosidad el efectivo y discreto sistema de calefacción, el cual recorre todos los bancos por su parte baja.

Con nuevo espíritu seguimos vagabundeando y antes de ir al hotel a descansar un rato, nos llama la atención un espectacular palacio en el que actualmente se ubica el Centro de Interpretación del Reino de León. Se trata de un palacio del siglo XIV que, entre otros usos, en su día fue Tribunal de la Santa Inquisición. Siempre desconfío de los Centros de Interpretación y similares, por lo que entramos con total escepticismo y dando por hecho que será una visita de pocos minutos y en la que poco rato nos quedaríamos estáticos ante la información que ponen tu disposición.

Agradable sorpresa al ver la restauración interior del edificio y más aún al ver en una enorme sala y sobre sus paredes un enorme mural con un directo y ameno recorrido por la historia del Reino de León desde sus inicios, año de 910. Árboles genealógicos, guerras, triunfos, derrotas, enemigos, alianzas, matrimonios, cristianos, musulmanes y otras muchas breves referencias históricas, te sitúan en lo que fue el Reino de León a lo largo de los siglos. Hay que volver a este Centro con más tiempo pues hay para rato.

Allá por donde vas, el recuerdo a todos los Reyes Leoneses está muy presente en la ciudad, quedando patente la veneración y respeto de estas gentes por su historia. Calles, plazas, comercios, estatuas y bustos repartidos por toda la ciudad rinden aún honores a los llamados, entre otros, García, Ordoño, Urraca, Bermudo, por supuesto los Alfonso y creo que el más aclamado, Fernando I “el Magno”.

El Barrio Húmedo un sábado por la tarde noche, se convierte en lugar muy transitado donde el ambiente es muy bueno, algún bar se convierte en imposible de entrar, pero siempre encuentras un sitio agradable para tomarte algo y disfrutar del lugar. Más que recomendable. Vaya día de tapas llevamos.

Amanece un nuevo día con un gran desayuno en el hotel pagado por mí el día anterior y recuerdo la jugada magistral de estos Reyes Magos. Hay que ver lo bien que se lo han montado este año.

Mucho más vacías las calles, paseamos tranquilamente por la Plaza Mayor, la Catedral, etc. en dirección al museo de la Colegiata de San Isidoro donde tenemos contratada una visita guiada a las 11.30 a.m.

La Colegiata de San Isidoro es un monumento románico que mandó construir Fernando I y su esposa Sancha en el año 1063 (posteriormente ampliado en el siglo XII por la hija de ambos, Dña. Urraca). Rodeando la iglesia existen unas dependencias que fueron monasterio y palacio y que es el objeto de la visita.

Colegiata de San Isidoro

La visita guiada es excelente y difícil de olvidar gracias a salas con impresionantes frescos, una biblioteca con dos mil volúmenes, muchos de ellos con más de mil años de antigüedad y Biblias de un palmo de grosor, comedores, torre defensiva, ricas escaleras, el Cáliz de Dña. Urraca entre otros tesoros, así como un Panteón Real donde los frescos del siglo XII se mantienen intactos dando color a una estancia llena de sarcófagos que contienen a los más ilustres personajes de la realeza leonesa.   

El Cáliz de Dña. Urraca (siglo XI), hay que verlo. Sobran las palabras. Únicamente diré que fue donado a la colegiata por parte de Dña. Urraca, hija de Fernando I, que se compone de dos cuencos unidos y adornados con oro y piedras preciosas y lo mejor, hay estudios recientes que afirman que se trata del Santo Grial, la copa que el propio Cristo utilizó en la Última Cena. Sobre su historia y cómo llegó hasta León, mencionaré que fue el sultán de Egipto quién lo entregó al Sultán de la taifa de Denia en agradecimiento a un envió de barcos con víveres para paliar la hambruna del año 1.055. Éste a su vez lo entregó a Fernando I en pago de una paria en un intento de ganarse su protección y amistad.

Cuando tienes antes tus ojos el cáliz original, se te eriza la piel. La sala donde está expuesta no es muy grande, con una luz muy tenue y en el centro y dentro de una enorme urna de cristal se encuentra el cáliz iluminado. El objeto por sí mismo ya tiene algo muy especial y su historia aún lo engrandece más. Estuvimos un buen rato observándolo detenidamente en la más absoluta soledad.

Al Panteón Real, por la calidad, extensión y conservación de sus pinturas, le llaman la capilla Sixtina del románico. Las pinturas están perfectas y representan diversos episodios bíblicos e incluso un calendario agrícola.

Allí moran desde hace mil años los restos de una docena de reyes leoneses, diez reinas y ocho infantes. El sitio es frío, silencioso e inspira respeto. Las tropas de Napoleón convirtieron el lugar en una cuadra y los restos mortales rescatados fueron introducidos en uno de los sarcófagos sin haber podido identificar hasta el día de hoy quién es quién. Descansen en paz estos grandes reyes.

Panteón Real
Panteón Real

No nos olvidemos del claustro, donde en el año 1188, el rey Alfonso IX convoca a la “Curia Regia” incluyendo en la misma por vez primera al pueblo llano, pudiendo así intervenir en la toma de decisiones de los asuntos públicos junto al Rey, el Clero y la Nobleza. La Curia Regia es el órgano que asesora al Rey y desde entonces se integró en la misma a representantes del pueblo. Se trata de la más antigua prueba documental del sistema parlamentario europeo, lo que ha dado a León la condición de “cuna del parlamentarismo”.

Aquí se celebró el primer parlamento. Claustro

Brilla el sol en la ciudad y qué mejor forma de esperar al cocido que hemos reservado a las 15 horas, que acercarnos al Barrio Húmedo a tomar, sin prisa alguna, un aperitivo en una soleada mesa alta en plena calle. De lujo.

Por fin llega el momento gastronómico del fin de semana y para ello hemos escogido, pues nos lo recomendó el tendero del puesto de la Plaza Mayor al que le compramos el día anterior el embutido, un restaurante llamado “La Casa del Cocido”. Su propio nombre indica su especialidad y confirmamos que merece la pena.

Cocido para dos personas, pero habría dado para una tercera con total seguridad. No es cocido Maragato, por si alguien lo piensa. A petición nuestra, nos lo traen todo a la vez y no ponen pega alguna. A nosotros nos gusta así, todo revuelto. Sopa con fideos, enorme fuente de garbanzos, repollo bien rehogado, morcilla leonesa, y una generosa fuente de carnes, todas de cerdo a excepción del morcillo. Rabo, oreja, tocino, chorizo, costillas y manitas, hacen de este cocido algo distinto al que estamos acostumbrados. Vino tinto de la casa, siempre acompañado de Casera y nos vamos más que contentos hacia la estación de tren donde en dos horas justas llegamos a Madrid tras un intenso fin de semana. Ya pensando en el siguiente viaje y en los próximos Reyes Magos, que, seguro, darán lugar a otras muchas historias.

2 comentarios en «León, ciudad de Reyes»

  • 23 de marzo de 2024 a las 11:32
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    Generosos los Reyes Magos, muy buen regalo, sí señor. Nunca olvidaré a mi profesor de Historia de 3º B.U.P., D. Jesús Colmenero (le encantaba el Feudalismo), que en clase de Arte (vimos Románico, Gótico, Renacimiento, …), nos ponía diapositivas, y nos dijo que si fuésemos a León, fuéramos a la Catedral a ver el espectáculo de los rayos de sol atravesando las preciosas y grandes vidrieras de sus muros (impresionante el avance técnico del Gótico, aligerando el peso de los bastos muros del Románico, «lo cual es impresionante en esta Catedral en concreto»; así como la bóveda de crucería, arbotantes, pináculos, etc.). Si no lo vísteis, ya tenéis excusa para volver (jeje). Respecto de la Gastronomía leonesa, es muy famosa, lo que a mi juicio corroboras en tu crónica (jeje). Me alegro por ésta vuestra experiencia. Un abrazo

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