Ruta por la Estremadura Soriana (III)

Llegados a Caltojar, esperaremos a las tropas que desde Barahona optaron por la otra ruta alternativa para llegar a este mismo punto. Estos efectivos tomaron dirección Norte a través de la carretera CL-101 hasta Villasayas, localidad en la que podemos disfrutar de la Iglesia de la Asunción de la Virgen del Rosario con una de las más bellas y desconocidas galerías y portada románica de la provincia (fines del siglo XII).

En Fuentegelmes, la ermita de la Soledad se encuentra en pleno centro del pueblo y al lado la modesta iglesia de Nuestra Señora de la Asunción con su portada románica de comienzos del siglo XIII.

En dirección oeste, muy cerca de la Ermita de la Soledad, tomaremos un camino de tierra en muy buen estado y libre de peligros pues los vigías bereberes desde las atalayas velarán nuestros movimientos y nos advertirán de posible presencia cristiana.  El río Torete, muy cercano al camino, nos servirá para refrescarnos y abastecernos de agua si fuera necesario tal y como hicieron posiblemente el propio Abderramán III y Almanzor cuando al frente de sus ejércitos se dirigían a las plazas fuertes de Berlanga y Gormaz utilizando esta misma vía.

En Bordecorex disfrutaremos de la Iglesia de San Miguel Arcángel (finales s. XIII) cuya torre campanario fue en su día una torre defensiva almenada de origen árabe. Pasea por el pueblo el cual se encuentra muy rehabilitado y con buen gusto.

Iglesia de San Miguel Arcángel (Bordecorex)
Ábside
Bordecorex

Poco antes de llegar a Caltojar, parada obligatoria en la Atalaya de la Veruela, muy bien reconstruida y accesible hasta la azotea desde donde se divisa la gran fortaleza de Berlanga de Duero hacia el noroeste y la atalaya de Ojaraca al oeste. Se trata de un lugar espectacular donde puedes meterte sin dificultad alguna en el papel de un sufrido soldado bereber de frontera del siglo X.

En Caltojar, reagruparemos las tropas y será momento de disfrutar de su colosal iglesia románica dedicada a San Miguel (primer tercio del siglo XIII). Destaca la belleza de su portada.

Iglesia de San Miguel (Caltojar)
Portada
Atalaya de la Veruela

Ya en término de Casillas de Berlanga, debemos detenernos en la Ermita de San Baudelio, de estilo prerrománico mozárabe y construida en el siglo XI una vez reconquistado este territorio en el año 1060 por Fernando I. Sus muros de un metro de espesor guardan en su interior unas pinturas únicas, lo que queda de ellas, pues gran parte fueron vendidas a los Estados Unidos a comienzos del siglo XX, en concreto en el año 1925 y por 65.000 pesetas (390 euros para que todos nos entendamos). No hace falta tampoco irse al museo de Nueva York o al de Boston para admirar las pinturas expoliadas pues algunas de ellas también se pueden disfrutar en el Museo del Prado de Madrid. Muy curiosa la columna central de la que salen los arcos que sustentan la bóveda, tomando el conjunto una curiosa forma de palmera. Sorprendente el entramado de arcos de clara influencia islámica que recuerdan a una mezquita. Ya en el exterior, muy interesantes las tumbas antropomórficas excavadas en la roca y orientadas de Este a Oeste siguiendo la tradición cristiana. En una de estas tumbas se encontró un esqueleto bastante bien conservado que pertenecía a un varón que vivió a fines del siglo XII y comienzos del XIII, posiblemente un soldado, con fuerte desarrollo muscular y signos de haber sufrido una trepanación quirúrgica.

Ermita de San Baudelio
Interior
Columna central

Nos dirigiremos hacia Berlanga de Duero siguiendo el cauce del río Escalote, pasando por Casillas de Berlanga, Ciruela y las Ruinas del Convento de Paredes Albas, fundado en 1633 junto a una ermita del siglo XVI y que albergó una comunidad de frailes Franciscanos.

En Berlanga de Duero nos da la bienvenida su imponente castillo de cuyo origen musulmán pocos restos quedan y donde dicen que Almanzor pasó su última noche con vida.

Castillo de Berlanga
Castillo de Berlanga

El pueblo de Berlanga es una maravilla y merece la pena dedicar largo tiempo para descubrir todos sus rincones y secretos. No será complicado en el paseo trasladarte a la España medieval de los siglos XV y XVI. Posiblemente tenga que ver la belleza de este lugar con el hecho de que, en el siglo XV, el mayorazgo de Berlanga fuera heredado por una mujer, María de Tovar, la cual dedicó gran parte de su patrimonio a dotar a esta localidad de los servicios civiles, militares y religiosos propios de la época y que aún hoy podemos admirar.  

Plaza Mayor de Berlanga
Berlanga
Berlanga

Podremos aprovechar también para disfrutar de la gastronomía de la zona a base de buenas carnes como el tradicional lechazo, solomillo de ternera o cerdo o algo más silvestre como jabalí, ciervo o paloma torcaz, todo ello regado con un buen vino de la tierra pues no debemos olvidar que nos encontramos en zona productora con denominación de origen Ribera del Duero.

La Colegiata de Berlanga, dedicada a Santa María del Mercado, es grandiosa. Su construcción se inició en el año 1526 y fue consagrada cuatro años después, en el año 1530. Un siglo más tarde aún no había sido finalizada quedando la obra inconclusa pues no se construyó el claustro ni una de las torres previstas inicialmente. La idea original era la de convertirse en un gran mausoleo para los Señores medievales del lugar, pero, sin embargo, finaliza siendo un lugar público de culto y devoción con mezcla de arte cristiano peninsular e indígena.

Colegiata de Berlanga

La Colegiata es lugar de reposo eterno, entre otros muchos, del personaje más ilustre de la localidad, Fray Tomás de Berlanga, el cual descansa para siempre en una pequeña capilla bajo una austera y fría lápida de pizarra. “Y no quiero que por mi ninguno traiga luto”, dejó escrito en su testamento.

No muy lejos, en un lateral de la puerta de entrada, se expone un caimán traído por Fray Tomás desde las Islas Galápagos. El lagarto lleva allí expuesto desde 1543 causando terror en la edad media y admiración en tiempos presentes. Llama la atención el impresionante altar mayor (1704) hecho con madera de pino y el coro (fines del XVI) de madera de nogal.

¿Quién era Fray Tomás de Berlanga? Hijo de humildes agricultores, nació en el año 1487, se ordenó como Dominico y cursó estudios en Salamanca donde se instruyó en temas geográficos, náuticos y de ciencias naturales. Se embarcó hacia las Américas en el segundo viaje de Colón, luchó por los derechos de los indios, descubrió las Islas Galápagos y fue la persona que introdujo en Europa el tomate y la patata.  Llegó a ser Obispo de Panamá y un potente visionario pues ya ideó y planteó a Carlos I una ruta que, a través del río Chagres, uniera el Océano Atlántico y el Pacífico. En otras palabras, el futuro Canal de Panamá. “De la salud de los cuerpos depende mucho el espíritu” escribió Fray Tomás. Murió en Berlanga el 8 de julio de 1.551.

Antes de llegar a nuestro destino final nos recrearemos en la Ciudad de la Alegría en Recuerda, cuyo nombre va ligado a los efectos de los buenos caldos de Ribera que maceran en sus peculiares y únicas bodegas.

Vista de la fortaleza de Gormaz desde Recuerda
Ciudad de la Alegría (Recuerda)

Ya tenemos a la vista Gormaz, donde se encuentra la mayor fortaleza Califal de todos los tiempos. Desde sus almenas se controlan más de 45 km. cuadrados, ampliables a muchos cientos si tenemos en cuenta la compleja red de atalayas que lo apoyan.  Con una capacidad en su interior para albergar un ejército de 2000 hombres, apoyados por otros tantos que pudieran establecerse en las inmediatas llanuras que rodean la fortaleza, Gormaz se convierte en una poderosa base militar de control de fronteras y punta de lanza para los ataques contra los reinos cristianos. 

Construido en el siglo IX sobre la base de otra construcción menor ya existente, Abderramán III lo fortificó, siendo ampliado y reconstruido posteriormente por su hijo, el Califa Al-Hakam II entre los años 955 y 966.

Fortaleza de Gormaz
Torre de Almanzor
Alcázar

Su posición estratégica es fundamental pues controla el paso sobre el río Duero. Se trata de una fortaleza inexpugnable. Nunca fue conquistada por las armas, por lo que los diferentes cambios de manos entre tropas cristianas y musulmanas siempre su causa por pacto entre ambos ejércitos.

En su visita hay que dejarse llevar, olvidarse del tiempo y disfrutar de cada rincón de sus ruinas, disfruta del patio de armas donde se encontraba la tropa, el aljibe para los caballos, del paisaje desde cualquiera de sus torres, de la Torre del siglo X llamada de Almanzor, del Alcázar, del enorme aljibe para agua potable, de la pequeña puerta para salir sin ser visto en su muro norte, de los pasos de tropa en la muralla. Disfruta del exterior rodeando la fortaleza, te darás cuenta de la energía y poderío que aún irradia.

En las laderas del castillo, tuvo lugar una de las batallas más importantes ocurridas en la Península entre cristianos y musulmanes. Durante el Califato de Al Hakam II, en el año 975, el Castillo es sitiado por un ejército de coalición liderado por el Conde Castellano García Fernández compuesto por tropas Castellanas, Leonesas y Navarras. El asedio dura dos meses (del 17 de abril a 28 de junio), hasta que es enviado un potente ejército califal desde Córdoba que pone punto final al asedio, derrotando con contundencia a las tropas cristianas. Los supervivientes fueron perseguidos sin piedad hasta sus propios dominios, los cuales fueron igualmente arrasados y saqueados.

El Conde Castellano García Fernández, vuelve a intentar ocupar Gormaz y lo consigue por pacto en el año 978. En el año 983 la fortaleza es abandonada por los Castellanos y Almanzor la recupera para su temible e invencible ejército. Desde entonces, ya nunca cambió de manos hasta que la zona fue reconquistada por Fernando I de León en el año 1060.

Arco Califal en la fortaleza de Gormaz

La Villa fue concedida al Cid en el año 1087 convirtiéndose así en Señor de estos lares.

Muy recomendable por supuesto la visita a la Ermita de San Miguel, de origen visigodo y situada en la falda de la ladera del Castillo; las ruinas de la ermita de San Juan, hoy reconvertido en cementerio y situadas cerca de la Ermita anterior; el puente romano que cruza el Río Duero y en cuyos alrededores posiblemente fue donde se libró la batalla indicada en el año 975.

Vista de la fortaleza de Gormaz desde el puente romano

Y desde aquí, querido viajero, verifica que llevas suficientes provisiones, jalea a los que te acompañen y adéntrate en zona cristiana dispuesto a disfrutar de la inmensidad que te rodea. Pero eso ya, amigo, es otra historia.

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