Experiencias en Sierra de Cebollera

La Sierra de Cebollera, situada al Norte de la provincia de Soria, sirve de frontera con La Rioja. Su cumbre más alta es el Pico Cebollera con 2.142 metros de altitud.

En su cara sur, zona soriana, se encuentra la zona conocida como El Valle, el Valle del Río Razón, donde es muy recomendable visitar los diferentes pueblos que lo componen: Tera, Rebollar, Rollamienta, Valdeavellano de Tera, Sotillo del Rincón, La Aldehuela, Villar del Ala y Molinos de Razón. Tierra de buenas carnes, embutidos, mantequilla y miel. En este fértil valle, con abundante pasto y una importante cabaña de vacuno, nació la famosa mantequilla de Soria, tradición prácticamente perdida consecuencia de la inevitable industrialización y posibles ajustes económico ganaderos europeos. Ya únicamente queda, la buena gente, el microclima, el buen pasto, unas pocas vacas y como ocurre con todas las cosas buenas, un museo de la mantequilla y unas jornadas donde se muestra su elaboración artesanal.

Como siempre, lo bueno, lo auténtico, lo que ha marcado y caracterizado la vida de generaciones y generaciones, acaba siendo introducido en una vitrina para mostrarlo al turista. Imagino que será el precio que hay que pagar por nuestro actual modo de vida. Al menos queda el recuerdo y se hace lo posible para no perderlo de forma irremediable.

En estos pueblos podremos disfrutar de las llamadas casas de los indianos. Los indianos son aquellos vecinos que emigraron a América en busca de fortuna a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Los que triunfaron, volvieron a sus pueblos con la billetera llena y construyeron grandes mansiones de estilo colonial.

Uno de los accesos más fáciles a la sierra se encuentra a la salida del pueblo de Molinos de Razón. Desde aquí, las pistas son buenas y recomiendo precaución pues cada día son más numerosos los visitantes que recibe este lugar. Ciclistas, paseantes, recolectores de setas, amantes de la berrea, etc. En cualquier caso, sigue habiendo muchos lugares donde no te cruzarás con nadie, basta que te dirijas a lo más profundo de la sierra. También dependerá de la época del año y la hora en que la visites.

A media altura, gran parte de la Sierra está repoblada con pino albar cuya madera se explota comercialmente. En lo más profundo, disfrutarás de uno de los mejores hayedos de la península ibérica. En las partes más bajas abundan los rebollos y pastos. Tampoco faltan los helechos en las zonas húmedas y el codiciado acebo que sirve de alimento al rey de la sierra, el ciervo. Cualquier época para su visita es buena, pero en invierno es posible que esté limitado el acceso debido a la gran cantidad de nieve. Dispones de refugios, algunos no siempre abiertos, donde poder guarecerte o descansar si lo ves necesario.

No todo es agradable

Muy recomendable la visita a la laguna de Cebollera de origen glaciar. No hay acceso rodado hasta la misma por lo que hay que andar un rato en fuerte pendiente. El esfuerzo se verá recompensado con creces, que nadie se raje pues merece la pena.

Que no pasen inadvertidas las morrenas, impresionantes laderas de piedras de todos los tamaños cuyo origen se encuentra en la retirada de los grandes glaciares.

Sorprende la gran cantidad de agua que contiene esta Sierra donde abundan arroyos, torrenteras y pequeñas lagunas llenas de vida en primavera y verano que alimentan el Río Razón. Agua helada, cristalina y en mi opinión potable. En más de una ocasión y ante evidentes signos de deshidratación, he tenido que beber del agua que corre por las cunetas o arroyos y no he tenido ningún problema. Eso sí, cada uno debe adoptar las medidas de precaución que estime necesarias cuando se bebe agua directamente de la naturaleza. Esto no es un manual de supervivencia. Mi método siempre ha consistido en beber agua en movimiento, a la mayor altitud posible, poca cantidad y después de realizar la prueba del escupitajo, la cual, sinceramente no sé si es muy fiable.

Recomiendo que el visitante se pierda por todos los caminos a los que se pueda acceder con normalidad. Se puede acceder a las cumbres, a unos 1800-1900 metros de altitud, al límite con La Rioja y desde donde se abren muchísimas posibilidades. En esta zona alta no suele haber nadie, las vistas son espectaculares y te sientes el dueño de toda la provincia.

Anécdotas tengo muchas en esta Sierra: noches de acampada en la laguna de Cebollera (cuando no había prohibición), noches en los refugios, noches al raso cuando fui monitor en el campamento del colegio, decenas de atascos en nieve y barro, una salida de pista con vuelco incluido y fractura de nariz (yo no era el piloto), organización de un encuentro 4×4 con 40 vehículos (con los permisos legales correspondientes) y algún que otro rescate de personas desorientadas o de algún conocido en apuros con su vehículo.

Acudiendo a un rescate

El primero de estos rescates fue en pleno invierno, a punto de anochecer. En una de mis paradas, detecté en la parte alta de un pronunciado cortafuegos un grupo de siete personas que bajaban hacia donde yo me encontraba. Dada la hora inusual, el mal tiempo reinante (mucho frio y niebla) y el remoto punto de la sierra donde estaba, quedé a la espera de que llegaran. Al vernos, como era de esperar, preguntaron si se encontraban muy lejos de un pueblo, no recuerdo el nombre, pero era en La Rioja, en el lado norte de la sierra, justo al lado contrario en el que estábamos. Se habían desorientado por la niebla y se angustiaron al saber que habían avanzado en sentido contrario. Les ofrezco trasladarlos al pueblo más cercano, lo cual aceptan si dudar y los acomodo a todos en el Land Rover.

Iniciamos la vuelta y mis invitados, hombres y mujeres de mediana edad, están eufóricos por la experiencia que han vivido durante las últimas horas. Risas, anécdotas, agradecimientos…. hasta que se dan cuenta que el día no ha finalizado y que aún les queda otra aventura por vivir. Los caminos están anegados de agua y barro lo que permite disfrutar de continuas cruzadas en el camino, deslizamientos imprevistos, lluvia de barro y agua de los charcos sobre el coche… Reina el silencio en el interior del vehículo lo que significa sin duda que mis nuevos amigos sufren cierta tensión. Intento tranquilizarlos diciendo que la situación es normal, que tengan confianza, que intenten disfrutar de la situación y que se sientan afortunados por vivir en primera persona cómo se desenvuelve un Land Rover Defender en su medio natural.

Una de las mujeres, que debía estar bastante tensa, después de un gran bache lleno de agua y con cruzada en el camino incluida, grita como poseída: ¡Mirad el niño! ¡Ni se inmuta! refiriéndose a mi joven copiloto de seis años sentado muy serio y callado en su sillita, siempre mirando muy atento al frente y disfrutando al máximo de lo complicado del camino. Las risas y el cachondeo vuelven al interior del vehículo incluso en el momento de vadear el río Razón con abundante agua. Finalmente parece que acabaron disfrutando de la experiencia… o eso creo, no estoy muy seguro.

Un segundo rescate ha sido este mismo verano, también a horas inusuales, sobre las 15 horas y con fuerte calor, cuando me cruzo con tres personas cargadas cada una de ellas con una gran cesta llena de Boletus. Me paran para preguntar si van en dirección correcta hacia la carretera. Al comentarles que sí, pero que les quedan varias horas de caminata, me reconocen que se han perdido y me ofrezco a ayudarles a encontrar su coche el cual tenían aparcado en una no muy transitada pista de tierra. Realmente, su coche estaba a unos 8 km de distancia y resultó más fácil su localización de lo que parecía en principio, pues uno de ellos, en un momento determinado, reconoció parte del camino por el que habían venido. En esos ocho kilómetros, se aferraban a sus cestas de hongos con fuerza y como recompensa me dieron un hongo enorme del que di buena cuenta días después en forma de revuelto.

No puedo finalizar este artículo sin mencionar las delicias gastronómicas del lugar, destacando la buena carne y las especialidades micológicas en cualquier época del año.

Por favor, en tu estancia en la Sierra compórtate como un animal y entonces es cuando no se notará que has estado por allí.

4 comentarios en «Experiencias en Sierra de Cebollera»

  • 28 de septiembre de 2021 a las 07:44
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    Gracias bereber, de nuevo nos haces sentir que hemos estado allí. Eso sí llevaré botella de agua,…no me fío de las vacas alpinas que abundan por esas altitudes.

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  • 27 de septiembre de 2021 a las 21:49
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    He disfrutado en el recorrido y con las anécdotas…….se me hizo corto….
    Un abrazo y a seguir….recorriendo y contando…

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  • 27 de septiembre de 2021 a las 21:44
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    Gran artículo Rafa!!! Eso sí recomiendas brújula o GPS para perderse por la zona?
    Un abrazo

    Respuesta

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