Si te gusta el riesgo, ¡ven a Madrid!

¿Te gustan las actividades de riesgo? ¡Pues tienes que venir a Madrid!

No, no pienses que vas a escalar montañas heladas, ni hacer espeluznantes bajadas de rápel desde algún rascacielos, esquiar en Navacerrada, dar de comer a los leones del zoo, ni jugarte la vida bajando por los rápidos del salvaje y desconocido río Manzanares.

Es mucho más simple y barato: un viaje en un autobús urbano de la EMT. Por 1,50 €, incluso por menos si tienes el bono de diez viajes e incluso más barato aún si tienes tarjeta de estudiante o de la tercera edad, puedes disfrutar de un viaje por la ciudad cargado de adrenalina y emociones fuertes. Incluso hay días concretos, los de mayor afluencia, que es gratis, alucinante.

Lo interesante de esta actividad es la variedad de los usuarios que disfrutan de ella. Sorprende incluso que un alto porcentaje son personas de la dorada tercera edad e incluso madres y padres primerizos con sus carritos de bebé. Sin duda esta es la prueba de que esta actividad es muy atractiva y puede llegar a engancharte desde la más tierna edad y durante las próximas décadas de tu existencia.

Ya entrando en materia, en primer lugar, me gustaría indicar que, para ponerse al límite en esta experiencia y disfrutar a tope, lo mejor es ir de pie y en la zona central del autobús. Nada de sentarse, si bien también esta opción es muy atractiva pues puedes observar con más detalle y de forma algo más segura todo lo que va ocurriendo a tu alrededor.

Las emociones fuertes las disfrutarás tanto un día de tráfico infernal, como un domingo o festivo a primera hora de la mañana y con las calles de la ciudad vacías.

Los días de denso tráfico, si bien la velocidad es nula o muy baja, las arrancadas y frenadas en seco son espeluznantes. En las arrancadas, el piloto hace rugir los casi 300 caballos que poseen los motores del autobús y ello con independencia del espacio a recorrer. En cualquier caso, es imprescindible en cada salida pisar a fondo el acelerador. Una vez que los usuarios acceden al interior, la primera arrancada es fuerte y sin previo aviso, provocando así el deleite de los usuarios desde el primer momento. El armonizado y violento tambaleo de los nuevos usuarios es digno de ver y se repite en cada una de las paradas. Nadie cae al suelo. Los más viejitos incluso logran mantener el equilibrio apoyándose en su bastón y agarrándose de forma rápida a lo que puedan, ya sean barras, asientos e incluso a otros usuarios. Los más ágiles intentan soportar los bruscos movimientos sin agarre alguno, pero pocos lo consiguen pues para ello hay que tener juventud y mucha, mucha experiencia.

Los días festivos sin tráfico, a las arrancadas y frenadas ya mencionadas, hay que añadir una velocidad de vértigo, incluso por las calles estrechas de un solo carril y si tienes suerte, podrás disfrutar al sobrepasar algún semáforo en rojo. No, en amarillo no, en rojo. Si no, no tiene emoción. No estoy muy conforme con saltarnos los semáforos, pues entiendo que una frenada en seco con derrapada incluida y cruzando el autobús en pleno centro de Madrid sería mucho más divertido.

Estoy convencido que los pilotos de los autobuses de la EMT realmente son pilotos de rallye encubiertos, ya sea en sus ejercicios de entrenamiento, ya sea en su gris y temprana jubilación por edad o por carecer de patrocinadores suficientes. El caso es que profesionales son, pues están al tanto de todo, no solo de la conducción propiamente dicha, sino también y con el rabillo del ojo a través del espejo retrovisor, de la situación y movimientos de los usuarios para, sin previo aviso, ponerlos a prueba con acelerones, frenadas o cualquier giro o brusquedad inesperada. Son unos maestros, de eso no hay duda.

Durante el trayecto, también es una actividad muy entretenida observar cómo el autobús cambia de carril o toma las rotondas sin tener muy en cuenta a los otros conductores de vehículos más ligeros. El proceso es muy sencillo. Nuestro conductor pone el intermitente y de forma inmediata comienza de forma brusca y abusiva la maniobra, ignorando la existencia de los demás vehículos que lo rodean. Es delirante y muy satisfactorio ver los gestos de ira e insultantes de los conductores vencidos, escuchar sus bocinazos o las caras de terror de los copilotos que los acompañan al ver cómo un enorme autobús azul se abalanza sobre ellos sin miramiento alguno. Si además logra aplastar o golpear a otro vehículo, debes de sentirte afortunado pues, sorprendentemente, no es del todo habitual.

Otro aspecto muy positivo que tienen estos autobuses es que, mientras disfrutas de esta temeraria y arriesgada actividad, puedes aprovechar para adquirir cultura a través de dos pantallas situadas en la parte delantera y trasera. Así, el público es informado de frases célebres como, “el sabio puede cambiar de opinión. El necio nunca”, o recibir información sobre la naturaleza. ¿Sabías que el coyote puede alcanzar una velocidad de 64 Km/h? Pero eso amigos, el coyote recorriendo las limpias y vacías calles de Madrid, ya es otra historia.

7 comentarios en «Si te gusta el riesgo, ¡ven a Madrid!»

  • 21 de enero de 2024 a las 19:02
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    Jajajaja es una alternativa al Parque de Atracciones. Te falta probar el BusRapid de Valdebebas-Sanchinarro. Un abrazo

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  • 14 de enero de 2024 a las 04:45
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    Mañana es domingo!! Quedamos en la parada del 12? Me apetece un montón!!😂😂😂

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  • 12 de enero de 2024 a las 23:35
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    Real los viajes de autobús en Madrid por su rapidez y equilibrio para circular con tanto tráfico, 👏😂

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  • 12 de enero de 2024 a las 10:35
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    Jajaja, ni el mismisimo Valle Inclan habría descrito con tanta ironía un viaje, en su caso, en un carruaje.
    Soberbio!!!!!!

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  • 12 de enero de 2024 a las 08:46
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    Menuda aventura, desde luego que no es apta apta todos jajajajaj 😂

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