XIV RUTA SORIANA. 8-10 DE NOVIEMBRE DE 2024

La satisfacción es total cuando ofreces un fin de semana en el monte para disfrutar de nuestros vehículos todo terreno y nadie falta a la cita. La satisfacción incluso aumenta cuando ves que no sólo se apunta el conductor del vehículo, sino también sus cónyuges, sus hijos, incluso alguno de éstos con sus novios, siempre formales, reconocidos y aceptados, por supuesto.

Esta es la catorceava Ruta Soriana que celebramos, si bien ha habido otras muchas no oficiales con parte de los miembros más asiduos, sin preparación previa alguna y fruto de la más simple casualidad.

Así, después de tantos años, es cierto que ya se me acaban las ideas para innovar en las rutas, por lo que de vez en cuando repito alguna de ellas, al menos la zona, como ha sido el caso, pero siempre intentando introducir alguna novedad que ponga a prueba no solo a nuestros vehículos sino también la destreza de los conductores y la templanza de copilotos y demás ocupantes.

De nuevo la Sierra de Cebollera ha sido la protagonista, la cual en esta época del año es multicolor y se encuentra a rebosar de agua por la abundancia de lluvia de las últimas semanas. El otoño aquí ha entrado de lleno y los densos bosques de pinos, robles y hayas nos sorprenden con infinitas tonalidades de verdes, amarillos, rojos y naranjas.

Como siempre, instalamos nuestro cuartel general en el Hostal Lázaro donde el viernes al anochecer ya estamos acomodados todos los integrantes de esta aventura. En total trece personas y cinco vehículos, cuatro Land Rover y un Mitsubishi. Nuestros amigos valencianos no han dudado en venir de nuevo a esta fría tierra y nos ponen al día con las escalofriantes experiencias que han vivido en primera persona por el terrible temporal de la Dana que ha devastado su provincia recientemente. Liberados los nervios y tensión iniciales de tan triste tema, entre botellín y botellín y entre plato y plato, nos ponemos al día sobre nuestras vidas y viajes de los últimos meses y como siempre, sembramos la semillita para nuevas aventuras africanas en el año 2025.

El sábado amanece sin frío y arrancamos los motores a las 10 de la mañana para dirigirnos a la zona conocida como El Valle, donde se puede acceder a la Sierra por multitud de caminos. Esta vez iniciamos la ruta fuera de asfalto por un camino distinto al habitual y que comienza en la carretera que enlaza Sotillo del Rincón y el Alto del Royo. En concreto, quiero realizar de nuevo la ruta que hice hace dos semanas y en la que me vi en serios problemas debido al blando terreno de los cortafuegos consecuencia de las fuertes lluvias y nieve que caían en ese instante. Es buen momento para enfrentarme de nuevo a esa subida totalmente embarrada y con profundas zanjas que no puede superar en ese solitario día.

Pero también tengo intenciones más oscuras y malignas. Me gustaría poner en un aprieto a nuestro amigo de Alcalá, que ha venido con su familia al completo y a bordo de un Land Rover Freelander sin reductoras, pero con buenas ruedas de taco. Lo tengo difícil, pero al menos lo voy a intentar.

Rápido empieza la pendiente del cortafuegos lo que obliga a subir despacito y en primera marcha. No hay excesiva dificultad, pero no quito el ojo del retrovisor en los tramos más trialeros y embarrados para ver cómo se defiende el Freelander. El puñetero me sigue a pocos metros de distancia.

Iniciamos ya la pendiente más fuerte y en la zona que hace dos semanas fue insalvable, pasamos sin problemas, con las ruedas siempre en las partes altas dejando las zanjas en la parte central. Dado que el terreno está más endurecido, no hay resbalones que te empujan sin remedio a las zonas más rotas y profundas del camino. El Freelander me sigue a corta distancia y con mucha discreción. Seguimos cogiendo altura por el cortafuegos, hasta que de repente vemos un todo terreno parado en un lateral y al lado un cazador con ropa fluorescente, armado hasta los dientes y con cara de pocos amigos. Nos hemos metido de lleno en una montería, de eso no hay duda.

Bajo del coche y el tipo de muy malas maneras me dice que nos tenemos que ir y que si no hemos visto los carteles. Sostiene su rifle con una sola mano y me da la impresión de que no controla el movimiento que hace con el mismo. No me gusta nada la situación, le digo que no hemos visto ningún cartel pues hemos accedido por cortafuegos y sin tener otra opción damos la vuelta para desandar lo hecho hasta ahora.

Engrano reductora para ganar seguridad en la bajada y por el retrovisor observo como el Freelander sigue ahí, incansable, sin inmutarse ni dar signos de debilidad. En el segundo tramo del cortafuegos, tanto el piloto del Freelander como yo mismo, cedemos los mandos a nuestros hijos aprendices para que se desfoguen en esta dura bajada.

Tomamos la carretera en el mismo punto en el que accedimos a la Sierra y recorremos unos pocos kilómetros de asfalto hasta el Alto del Royo donde de nuevo accedemos por pista y rápido nos adentramos en los sombríos hayedos que están realmente espectaculares en este momento del año.

Parada a comer en un secreto refugio, donde la familia del Freelander cocina unas exquisitas migas al mejor estilo soriano y a las que previamente se les dio un toque de humedad en mitad de la ruta. Nada da pereza. Botella de butano tradicional, la de siempre, la naranja, esa que pesa como un muerto. Además, unos buenos soportes donde están los fuegos y una enorme sartén donde se cocinan varios kilos de migas para trece hambrientos comensales. No quiero olvidarme de otra sartén, también enorme pero menor que la anterior, donde se fríen a la vez media docena de huevos. De aperitivo, chorizo soriano, fuet y tortillas de patata. Resulta que esta semana había sido el cumpleaños del cocinero por lo que le cantamos con efusividad la típica canción y le agasajamos con un kit de productos sorianos a base de chorizo, torreznos, patatas fritas, paté de pato y un buen crianza de la zona. Para el resto de los invitados, también hubo una ristra del mejor chorizo de la tierra para así evitar envidias y cuchicheos. Uno de los miembros más jóvenes, posiblemente afectado por la buena comida y los dulces que la siguieron, coge en brazos al piloto del Ligero amarillo y calcula su peso sobre la marcha. Estas cosas solo se ven en reuniones como estas. Da gusto.

Una buena forma de finalizar la ruta es acercarse a la ermita de la Virgen del Royo, situada en un antiguo castro ibérico y donde puedes subir al campanario y disfrutar de una de las mejores vistas de la provincia de Soria. Por favor, no toques las campanas. Siempre hay alguno que no puede evitar tocarlas…. Allí estuvimos disfrutando del lugar hasta las últimas luces.

Retornamos por carretera no sin antes despedirnos de la familia del flamante Freelander que nos dejó a todos impresionados, sobre todo a mí, por sus altas capacidades fuera de asfalto.

Ya en el Hostal, entre botellín y botellín y entre plato y plato, nos recreamos con todas las anécdotas del día y regamos la semilla ayer plantada sobre la futura aventura africana para el 2025.

El desayuno del domingo nos permite descubrir la sorprendente organización de la nevera de uno de los presentes: En la parte de arriba latas de cerveza Mahou con un dispensador especial que permite coger siempre la más fría. Por supuesto, las latas perfectamente colocadas con el logo a la vista. Mahou roja, faltaría más. En la parte media, embutidos de primera clase. En la puerta de la nevera y con un cartel que reza “sólo para casos urgentes”, una lata de Mahou y algo de licor de hierbas en una petaca. El resto vacío. En la primera balda del congelador, hielos para las copas. En la segunda balda, copas para la cerveza y en la última balda, algo de carne. Remata su intervención con nostalgia, añadiendo lo que ha subido la cesta de la compra.

Otros tenemos el congelador repleto de níscalos. No se libra nadie. Cada uno con sus cosas. Desde entonces, cada vez que relleno mi nevera con la tan nombrada cerveza madrileña, me preocupo que el logo quede a la vista y en perfecta formación.

Finalizamos la jornada con la relajante actividad micológica de recoger los últimos níscalos de la temporada, pero eso ya, amigos, eso ya es otra historia.

3 comentarios en «XIV RUTA SORIANA. 8-10 DE NOVIEMBRE DE 2024»

  • 21 de noviembre de 2024 a las 14:11
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    Desde Santiago de Chile y con mi nieto Guillermo, un saludo a todos los Ligerianos.

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  • 20 de noviembre de 2024 a las 20:36
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    Me alegro mucho de que resultara una ruta tan agradable.
    ¡Por muchos años más!!

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