Yanguas. 27 de diciembre de 2024.

Aún queda mucho territorio por explorar en la provincia de Soria, por lo que aprovecho un día de las vacaciones de Navidad para visitar la pequeña localidad de Yanguas, el pueblo situado más al Norte de la provincia, ya casi en la frontera con La Rioja.

Este pueblo ha sido incluido en la lista de “Los pueblos más bonitos de España”, pero, en mi humilde opinión, deberían darle una revisión y conocer aspectos que a los visitantes nos gustaría encontrar o no encontrar, en pueblos incluidos en tan afamada lista.

Creo que para que un pueblo forme parte de esta lista de privilegiados, no basta con tener unas casas y calles bien cuidadas y limpias, que Yanguas las tiene, o unas murallas y puertas de acceso espectaculares, que Yanguas las tiene o un bonito castillo, que Yanguas lo tiene o unos espectaculares paisajes y una naturaleza cuidada, que Yanguas también lo tiene.

Un pueblo con estas características debe tener algo más, un plus, un extra que desgraciadamente no todos los tienen y creo que es algo simple y poco complicado. Sólo son detalles, pero en mi opinión importantes, pues denota si realmente lo que hay detrás de estas inclusiones de pueblos en una u otra lista es o no una farsa política más y una forma de obtener subvenciones para malgastar.

En este caso, ese extra podría consistir en la adecuada conservación de la cartelería explicativa de los lugares importantes de la localidad o algo tan lógico como eliminar la pared de frontón encastrada en una de las fachadas del castillo y la cancha de fútbol y baloncesto de la mismísima puerta de acceso principal al castillo.

El paraje es simplemente espectacular, así como sus casas, calles y castillo. Pero se te cae el alma a los pies cuando llegas a la zona del castillo y ves que el entorno de su entrada principal está ocupado en su totalidad por lo que debe ser el centro deportivo del pueblo consistente en una cateta y descuidada pista de hormigón con una portería de fútbol con una enorme y desproporcionada red para evitar perder la pelota, una mesa de ping pong y dos tristes canastas de baloncesto. El esperpento llega a su punto álgido con una blanca pared de frontón construida sobre la fachada principal del castillo.

Sinceramente, visto el lamentable espectáculo del castillo y mucha de la cartelería explicativa dispuesta por el pueblo, ilegible y quemada por el sol, cuestionaría mantener al pueblo en tan privilegiada lista. Debería haber más control y establecer unos mínimos requisitos de mantenimiento y conservación que resalten verdaderamente el valor de muchos pueblos de nuestro territorio. Si el pueblo no quiere perder su actual centro de alto rendimiento deportivo en la mismísima puerta del castillo, pues que pertenezca a la categoría que tenga a bien, pero no a la de “Los Pueblos más bonitos de España”.

A pesar de lo dicho, Yanguas es un pueblo muy bonito y merece la pena su visita. De verdad.

El castillo data de finales del siglo XIV y perteneció en sus inicios a los señores Pedro y Diego de Jiménez, descendientes de los reyes de Navarra. Posteriormente sirve de residencia a los señores de Yanguas y a los de los Cameros Viejos. Construido al estilo árabe en tapial de argamasa y cal y sobre una antigua fortaleza del siglo XII. Sus murallas y torres están bien conservadas, no así su interior, donde se han recuperado muchas columnas de lo que en su día debieron ser patios porticados, pues se trataba de un palacio fortaleza. Controlaba un lugar estratégico, como era el paso natural por el río Cidacos hacia la cuenca del Ebro.

Destaca también la iglesia de San Lorenzo en el centro del pueblo de origen románico y la de Santa María, ya en la carretera y con pinta algo decadente. A un kilómetro, se observa la torre de San Miguel, único resto que queda de la iglesia románica del mismo nombre.

Espectacular es el puente medieval de piedra sobre el río Cidacos, cuya orilla la han hecho accesible y el paseo es bastante bonito, En nuestra visita, el río Cidacos llevaba mucha agua y daba gusto verlo y oírlo.

El terreno es reconquistado a los musulmanes por el reino de Navarra e el siglo XI, pasando a pertenecer al reino de Castilla en el año 1134. El rey Alfonso XI, en el año 1347 concede a los habitantes de Yanguas el privilegio de no pagar por los portazgos, es decir, el impuesto por introducir mercancías a las ciudades. Ello provoca que muchos yangüeses se conviertan en arrieros, transportando mercancías por todos los rincones de Castilla. (Arriero: Dícese de la persona que trajina con bestias de carga). Mucha importancia tuvieron los arrieros de Yanguas en época medieval, pues son nombrados en la obra literaria más famosa del ilustre Cervantes. Estos arrieros sorianos le metieron una buena paliza a Quijote y Sancho, pues Rocinante se sintió atraído por una yegua de nuestros amigos sorianos. Y con eso no se juega.

Los arrieros yangüeses monopolizaron prácticamente el transporte de mercancías entre Sevilla y el Cantábrico, dando lugar incluso al nombre de una ruta comercial llamada “camino de los yangüeses”. La reputación de la que disfrutaban estos arrieros era excelente, siendo transportistas eficaces y de probada fidelidad. Durante muchos años transportan hasta las actuales vascongadas, para su tratamiento, la plata y otros tesoros que desde el Nuevo Mundo llegaban al puerto de Sevilla. El precio del viaje, el 1% de la plata transportada o el 0,5% si se trataba de oro.

Sin duda que el trabajo de los arrieros y el de los sacrificados trashumantes de la oveja merina, hicieron de Yanguas una población rica y próspera durante siglos.

Llega el momento de tomarse un aperitivo y lo hacemos en el Hotel El Rimero, con estrafalaria entrada, pero rápido se entiende cuando nos atiende la dueña. Estrafalaria pero simpática y buena cocinera, pues nos pedimos con la bebida un plato de ciervo guisado que estaba bastante bueno. No dejaba de murmurar contra una remilgada turista francesa que le había preguntado si podían comer a la carta y se había ido sin más al responderle que podía darle un menú. Entre lo rancio del carácter francés y las pocas ganas de la otra de dar explicaciones de lo qué consiste un menú español, pierde el cliente que entiendo le habría venido bien pues el pueblo estaba vacío. Turistas, nosotros y cuatro más. Así mejor. Y eso que al ser uno de “los pueblos más bonitos de España”, debería haber más visitantes. Imagino que con el buen tiempo no se podrá ni pasear por estas calles hoy solitarias.

Tomamos nuestros bocadillos sentados al sol en un banco muy cerca de la Iglesia de Santa María, para tomar luego un café en la soleada terraza del Alberge situado a la orilla de la carretera y con buenas vistas a la montaña.

A la vuelta, una vez pasado Villar del Río, paramos en el yacimiento de Icnitas de Fuentesalvo, al borde de la carretera, donde ponemos toda nuestra imaginación para visualizar las huellas del dinosaurio que por allí pasó hace millones de años a toda velocidad sobre el barro. Menos mal que los expertos ayudan dando cierto color a las huellas. Pero eso, amigos, eso ya es otra historia.

Icnitas

3 comentarios en «Yanguas. 27 de diciembre de 2024.»

  • 2 de marzo de 2025 a las 15:49
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    Maravilloso como escribes compañero ! Es un placer leerte siempre

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  • 2 de marzo de 2025 a las 13:11
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    No se entiende cómo la Dirección General de Patrimonio (de la Comunidad autónoma correspondiente) ha permitido que modifiquen de esa manera la fachada y el entorno del Castillo, debería estar protegido (por no decir que lo estará seguro). Anda que no habrá imagino terreno municipal para calificarlo como deportivo y hacer una zona de juegos.
    Muy interesante la historia de este pueblo y de los arrieros yangüeses, y el Quijote.
    En mis viajes a Extremadura, veo muchos camiones por la A-5 con el nombre de Cidacos, al parecer van a por tomates extremeños, para elaborar Tomate frito en La Rioja.
    Impresionantes las huellas de los dinosaurios (dicen los paleontólogos que los pájaros son sus descendientes actuales, y esas huellas fosilizadas parecen de pájaro), ¡menos mal que nos les servisteis de aperitivo, ya no están! jajaja Un abrazo

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